Giuliani, 'sheriff' de México

El alcalde de Ciudad de México contrató al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani para que ejecute en la asilvestrada urbe azteca el sistema Tolerancia cero, esto es, palo y tentetieso contra una delincuencia que saca de quicio a sus más de 25 millones de habitantes. Un grupo de empresarios pagará el grueso de los cuatro millones de dólares de la asesoría. La prensa local recibió la noticia con cierta sorna, sospechando que el regidor extranjero habrá de ser toreado por un hampa autóctona de colmillo retorcido, fraternalmente asociada con buena parte de la policía metropolitana.

El diario La Jornada informó sobre su inminente llegada en portada, recuperando una foto de hace dos años que sorprendió al ex alcalde con zapatos de tacón y muslos al aire, disfrazado de corista de Las Rockettes, durante una parodia política. 'En su gestión, inmensa lista de denuncias por abusos policiacos. Comunidades de latinos y negros fueron el blanco del programa de ataque', apuntaba el diario. El Universal lo presenta porra en ristre y vestido de superpolicía, con un ceño que asusta. 'Resultados en seis meses', prometió Giuliani. Los capitalinos rezan por que así sea, y es casi seguro que cualquier exceso será considerado mano de santo, si funciona.

Giuliani empleará el garrote contra todo tipo de delitos, desde el estacionamiento en doble fila hasta el tirón. Agentes probos simularán ser vendedores, otros constituirán una policía comunitaria, los salarios serán incrementados y la jefatura deberá ser incorruptible. Todo será poco para abatir unas cifras, conservadoras, que reflejan la envergadura de la metástasis del delito: el pasado año se cometieron 912 asesinatos, 1.460 violaciones, 12.410 robos a negocios, 16.060 riñas callejeras, 6.935 robos en domicilios, 21.900 robos a transeúntes, 10.585 robos a transportes y 35.405 automóviles robados. La impunidad ronda el 95%.

'Ni trayendo a Superman', advirtió René Jiménez Ornelas, coordinador del Proyecto de Investigación Institucional sobre la Violencia en México. La mayoría de las víctimas de robos, asaltos o secuestros no denuncian el delito porque nada esperan de la policía. Un ejemplo reciente de la corrupción: cuatro policías de tráfico pararon el pasado miércoles a un periodista por circular con un coche que no podía hacerlo ese día, y que reincidió en el delito al pagar una mordida para evitar la multa de la grúa: 'Señor agente, no me vaya a multar también algún compañero de vuelta a casa después de haber tenido esta atención con ustedes'. 'Pues no se preocupe, licenciado'. Acto seguido, extendieron un salvoconducto cifrado que respetarían todos los policías de la ciudad: 'Potro 24. K-3, K-48'; o sea: 'El pinche portador del papel ya ha soltado la lana'.