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Reportaje:

Carmen llega a la ciudad

El rodaje de la última película de Vicente Aranda conmociona Córdoba

El patio de las Caballerizas Reales de Córdoba es un prodigio de colorido histórico. En primer plano, un grupo de soldados que, con camisas de hilo del siglo XIX y pantalones vaqueros, botas y patillas postizas del XXI, esperan a que les toque trabajar, mirando al cielo y bebiéndose filosóficamente unas cervezas. ¿Por qué sólo van vestidos de época de cintura para arriba? 'Porque vamos a salir durmiendo, con las piernas tapadas con mantas', explica sonriente David Rodríguez, uno de los figurantes.

Algo más allá, una tienda de ultramarinos con el escaparate lleno de calabazas, rosquillas y fruta escarchada; a medio camino, una mujer que reclama silencio imperiosamente -'¡que estamos rodando!'- mientras un bandolero de mediana edad cruza el patio. Y al fondo, una mesa cubierta de sombreros militares, a los que dos señores pegan plumas amarillas y escudos de metal plateado. La causa de todo esto es el rodaje de la Carmen de Mérimée, adaptada y dirigida por Vicente Aranda, y protagonizada por Paz Vega y Leonardo Sbaraglia, que estarán en la ciudad (convertida, por exigencias del guión, en una Sevilla decimonónica y luminosa) hasta el 30 de octubre.

La historia es ya clásica. 'Don José es un sargento que está en la garita de la Fábrica de Tabacos, manteniendo el orden', explica Leonardo Sbaraglia. 'Conoce a Carmen, que se le acerca y lo hechiza. Y pierde la cabeza; se enamora perdidamente, quiere un amor que ella no puede darle, no sabe cómo tenerla, y esto lleva a la tragedia'. Él lo cuenta muy rápido, pero el rodaje es algo extremadamente lento, 'un trabajo de hormiga', dice, 'en un día, con suerte, uno avanza tres minutos'.

Paz Vega llega despacio, con un vestido lleno de bordados dorados, flores en el pelo y zapatillas color turquesa. Parece una bailarina goyesca. 'Pero en esta película no bailo ni canto más de tres segundos, es una Carmen nada folclórica'. Al contrario, a ella le parece 'temperamental, fría, calculadora; lo que más me está costando es contenerme, porque todo el mundo tiene en la cabeza una Carmen muy expresiva, volcada hacia fuera, y la mía no es así. Aquí el que más sufre es José, Carmen no quiere ser de nadie, ni tener hijos, ni envejecer'.

Vicente Aranda, con bastón y gorra verde, se lo toma con calma. 'No estamos todavía ni en el ecuador, andamos todavía por la cuarta semana de rodaje', recuerda. Los primeros obstáculos los ha puesto la lluvia, pero no parece que los retrasos hayan sido importantes; y luego llegó la negativa del Cabildo de la Catedral a autorizar el rodaje en el interior de la Mezquita, por considerar que se trataba de una actividad nada religiosa. 'Todo está arreglado', asegura el director. 'Les hemos explicado exactamente lo que íbamos a hacer y ellos, muy amablemente, han accedido'. Cualquiera se opone a esta marea todopoderosa.

Luces, coches y cine

El impacto de Carmen en la capital cordobesa es muy intenso; sin ir más lejos, en lo que toca al tráfico. Si la ciudad ya padece problemas de fluidez debidos al cierre del Paseo de la Ribera (a causa de un corrimiento de tierras que hace unas semanas se llevó por delante parte de la calzada y de la acera), lo que queda de octubre se presenta, como poco, espinoso, porque van a cortarse muchas calles, e incluso el Puente Romano permanecerá cerrado durante cuatro días completos, desde el sábado 12 hasta el martes 15.

Unos 120 metros de la calle Caballerizas Reales, que quedará vallada día sí, día no, están reservados hasta fin de mes para los camiones y caravanas de la productora de la película; lo mismo pasará con calles tan transitadas como la de la Feria.

Se esperan, pues, grandes aglomeraciones. 'Pero ésta es una ciudad viva, y hay que compensar las ventajas con los inconvenientes', resaltaba ayer el concejal de Seguridad y Tráfico del Ayuntamiento de Córdoba, Juan Pablo Serrano. Serrano señaló que quizás sea posible abrir un carril del Paseo de la Ribera el lunes; 'si no se abre', añadió con aire lúgubre, 'me voy de vacaciones y no vuelvo'.

Andrés Ocaña, teniente de alcalde de Presidencia, instó a los ciudadanos a 'colaborar y autorregularse en el uso de los vehículos privados'. 'Dentro de 10 años', dijo, 'veremos la película y nos sentiremos orgullosos, y no recordaremos las incomodidades; ya quisieran muchas ciudades que sus calles fuesen el escenario de Carmen. Ésta es una gran oportunidad para la promoción de Córdoba, y creo que debemos estar orgullosos'.

Todo no queda en el tráfico. También las luces de Córdoba han pasado por transformaciones. En particular las del Puente Romano, cuyas farolas no se ajustaban a la estética del XIX que requería la película. El Ayuntamiento y la productora llegaron a un acuerdo; pagarán a medias la nueva iluminación, de estilo más antiguo. Pero entre tanto los vecinos se quejan de la oscuridad del puente, y para darles respuesta se han instalado unos focos portátiles, que salvan el expediente y pueden retirarse cuando sea preciso. Y más luces: para gratificar a la ciudad la productora va a pagar parte del alumbrado de Navidad.

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