Un río de propuestas

El viejo cauce del río Turia forma parte del debate sobre la modernización y desarrollo de Valencia, desde que se desviaron las aguas fluviales en unas costosas obras que sufragaron los cuidadanos con un impuesto especial. En los estertores del franquismo se llegó a plantear su conversión en una amplia autopista de acceso a la ciudad. La instauración de la democracia dio paso a uno de los proyectos con mayor capacidad de transformación urbana: la creación de una gran zona verde que vertebrara la ciudad a partir del trazado del río, que propició el asentamiento urbano y cuyas aguas discurrían junto al centro histórico.

Fue el ex alcalde socialista Ricard Pérez Casado quien impulsó esta ilusionante iniciativa, cuyo diseño se encargó al arquitecto Ricardo Bofill. El emplazamiento del IVAM abundaba en esa idea. No se cubrieron las expectativas originales y el proyecto sufrió diferentes vaivanes en forma de modificaciones y renuncias que fueron en menoscabo de una imagen unitaria del río seco que atraviesa la ciudad de oeste a este. Pero, a pesar de las lagunas y de las discutibles intervenciones arquitectónicas, el viejo cauce del Turia se ha revelado como un espacio nuclear y consolidado para el disfrute de la ciudadanía.

Con el paso del tiempo se han ido sumando las realizaciones culturales y de esparcimiento en torno a las dos antiguas orillas, desde los casi nueve kilómetros que separan los proyectos inacabados del Parque de Cabecera de la Ciutat de les Arts i les Ciències. En palabras de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el viejo cauce se ha convertido en 'eje vertebrador y en una corriente de futuro'.

Lo dijo ayer en las Torres de Serrano, en la presentación de la web (www.culTuria.org) y el CD que llevan por nombre Valencia, un río de cultura. Asistieron también el teniente alcalde Alfonso Grau, y otros cuatro concejales, además de la ex directora general de CACSA y actual jefa de gabinete de Presidencia de la Generalitat, Pilar Argüelles.

Una concurrida presentación que ha venido precedida de una intensa campaña publicitaria de marca. Valencia, un río de cultura pretende ser, según expresó Barberá, 'un instrumento útil para la proyección cultural y del ocio'. Turística, también, claro, como ponen de manifiesto la línea 95 de la EMT, pintada ex profeso, que recorre los dos márgenes del Turia y la extensión de la campaña promocional , que se realizará en el 'mobiliario urbano de las grandes ciudades españolas'.

CulTuria ofrece una prolija información en hasta tres idiomas (castellano, valenciano e inglés) dividida en cuatro apartados: cultura, naturaleza, ocio, y centro histórico. En el primero, se repasan 48 monumentos o construcciones singulares, desde el Puente 9 d'Octubre hasta el Puente de Astilleros, pasando por la Casa de les Roques o el aún inconcluso Palau de les Arts. Hay también una lista detallada de 130 esculturas ribereñas, algunas de muy dudoso gusto. El epígrafe histórico rememora el origen de la ciudad y se detiene en la riada de 1957, recordando que hace 25 años que el Ayuntamiento aprobó la habilitación del cauce como espacio verde. 15 museos son referidos en la web, que propone además tres rutas para recorrer el centro histórico.

El apartado de la naturaleza realiza un viaje por los distintos tramos y jardines y por los museos de ciencia o historia naturales, además de incorporar al zoo y a L'Oceanogràfic. El de ocio presta especial atención a las instalaciones deportivas diseminadas por el cauce, incluyendo aquellas que son de momento sólo proyectos, como los anunciados Museo de la FIFA o el Centro Deportivo y Cultural de la Pechina, en el antiguo matadero. Se repasan también las áreas de atracciones infantiles, como el Gulliver, entre otras zonas de carácter educativo. Destaca la espectacularidad de las imágenes aéreas en movimiento, tomadas recientemente, de los principales monumentos e hitos arquitectónicos de la ciudad.

La web ofrece mucha información, y una visión de conjunto del cauce del río y de sus alrededores que sorprenderá a muchos ciudadanos por su unidad y coherencia. Su carácter promocional e institucional explica, consecuentemente, la falta de otro tipo de consideraciones -como el estado actual del renombrado centro histórico, por ejemplo- sobre el llamado 'eje vertebrador y corriente de futuro' de Valencia.