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'Yo no me veo campeón de nada'

'¡Qué quiere que le diga! Victoria, pole, récord del circuito... No se puede pedir más. Vaya fin de semana que hemos tenido'. Daniel Pedrosa (Barcelona, 1985), El Niño del motociclismo español, logró ayer en el circuito japonés de Motegi, en el Gran Premio del Pacífico, un triunfo insultante sobre su Honda, el segundo de su carrera. Gracias al pinchazo del francés Arnaud Vincent, el líder, Pedrosa ha visto dispararse sus posibilidades de ganar el título mundial de los 125cc cuando quedan tres carreras. 'Cualquiera que sea el resultado final, estaremos contentos', repite esbozando una tímida sonrisa que deja ver el aparato corrector de la dentadura que sigue utilizando.

Pregunta. ¿Qué le ha regalado al italiano Valentino Rossi?

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Respuesta. Nada. ¿Por qué?

P. 'He visto en sus ojos la mirada de un corredor extraordinario'. 'No veo de cara al futuro ningún piloto como él'. No son frases sobre usted de un familiar suyo. Son de Rossi.

R. De repente, un día fui a la clínica a hacerme un masaje y me dijeron: 'Mira lo que ha dicho Rossi de ti'. Y me leyeron esas declaraciones. Pues... muy bien. Es un halago, claro, porque lo dice el mejor. Me contaron que quería conocerme. Y le conocí el año pasado, precisamente en Japón. Fueron unos minutos estupendos.

P. Será que tiene usted algo distinto a los demás.

R. Es que no lo sé. No me sé valorar. Habrá que preguntárselo a quienes me ven correr, a la gente que entiende.

P. A Rossi, por ejemplo.

R. Él debe de entender de esto, ¿no?

P. Tras su triunfo de ayer, está a 24 puntos de Vincent. Con tan sólo 17 años, ¿no le da vértigo que le cuelguen el cartel de favorito?

R. Pues no. La posibilidad de ganar existe, está presente, es real. Pero es algo que tenemos aparcado.

P. ¿Se ve campeón del mundo?

R. Yo no me veo campeón de nada.

P. Esa modestia es real o va de farol.

R. Claro que es real. De un domingo para otro, todo puede cambiar. Hace 15 días se decía que estaba todo acabado y ahora es lo contrario. Sería una estupidez decir que voy a ganar el título.

P. ¿Sigue llevando una pegatina de un bebé con un biberón?

R. Por supuesto. Un día, hace tiempo, cuando llevaba un casco blanco, me llegó un amigo con la pegatina del biberón. Me gustó. Tenía cierto sentido y la pegué. Luego, la hemos transformado.

P. ¿Qué le ha hecho?

R. Le he cambiado la cara al bebé y le he puesto un gesto de mosqueo.

P. ¿Sabe que, si ganara el Mundial, pongamos en la última carrera, en Valencia, lo haría con 17 años y 35 días, 130 días más joven que los que tenía el italiano Loris Capirossi en 1990, cuando batió todos los récords de precocidad?

R. No lo sabía, pero tampoco me dice nada. Está bien como marca y... ya está. Hay que ganar y lo de menos es la edad.

P. ¿Sigue usted estudiando?

R. Este año empecé, pero tuve que dejarlo en el bachillerato. Era imposible. Iba de culo. No me daba tiempo a hacerlo todo. Andaba de aquí para allá y ni estudiaba ni me entrenaba bien. Así que paré y empecé a estudiar inglés.

P. ¿Con un profesor particular?

R. No, en una academia. Concretamente, en Opening .

P. Pues ya es mala suerte.

R. Ahí estamos luchando a ver si nos devuelven la pasta. Porque nosotros lo pagamos todo a tocateja.

P. ¿Le ha dado tiempo a aprender algo?

R. Estoy más suelto, aunque hablo un poco a lo indio.

P. Y usted, en este mundo en el que vive, ¿se habría enterado de lo ocurrido con Opening si no le llega a tocar de lleno? Es decir, ¿se enteran ustedes de lo que ocurre fuera de los circuitos?

R. Poco. Yo un día fui con mi madre y me encontré la academia cerrada. Pero no me había enterado [de sus problemas financieros]. Cuando estás en las carreras, no te enteras. Vas del avión al circuito, del circuito al hotel, del hotel al restaurante y del restaurante a dormir. Y así, una y otra vez.

P. Pero Rossi dice que, a sus 23 años, no se va a acostar a las diez de la noche, se lo diga quien se lo diga.

R. Yo sí que me acuesto a esa hora.

P. Cuando usted debutó, con poco más de 15 años, tuvo que reforzar la moto con wolframio porque no daba el peso.

R. ¿Y qué se cree? ¿Que ahora sí lo doy?

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