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Columna
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Octubre

Privilegio de los vencedores siempre fue poder escribir la Historia a su medida, y ahora lo que más importa es publicar (mejor radiar, o televisar) presuntas hazañas pretéritas de quienes hicieron 'de la amnesia voluntaria un calculado salvoconducto hacia la democracia'. El entrecomillado es del libro Ricos por la Patria, de mi paisano y colega Mariano Sánchez Soler, uno de los pocos que todavía practica el periodismo de investigación.

Primero era moda la ausencia de memoria y de pasado. Luego se llevó alegar que uno andaba, en ciertos momentos clave, en otro negocio de más provecho, como cuando Aznar presumía de que durante la transición él estaba 'estudiando, como todos los de su edad' (o sea: que se la jueguen ellos).

De casi todo han pasado ya 25 años, y se acerca el aniversario de aquella mítica, apoteósica, manifestación en la que se calculó que medio millón de valencianos habíamos exigido la autonomía.

Hace poco, la pasarela del maquillaje político ha cambiado de tendencia, y tanto en el último acto de exaltación del PP celebrado en Valencia (también llamado Congreso) como en el homenaje del viernes, EL CANDIDATO del PP se permitía reivindicar 'el espíritu autonomista' de aquella marcha con expresiones como 'tuvimos la oportunidad de salir a la calle....a la voz de Volem l'Estatut..., salimos a respaldar...' Y dicen que la sala, en pie, suscribió con gran ovación, como si de verdad hubieran vuelto a juntarse los quinientos mil.

Estimado Mariano: si investigáramos en serio, ya les contaríamos a ellos y ellas qué hacían exactamente el 9 d'Octubre del 77. Y cómo sus admirados aliancistas y ucedistas&prensa amiga decidieron que el País Valenciano no podía seguir siendo de izquierdas y que bien valía la guerra de los símbolos. O por qué la derecha decente, que sí arrimó el hombro, acabó en la cuneta, como Muñoz Peirats, Barceló, Sena, Ruiz Monrabal, Burguera, Aguirre o Pin.

Rememorado entre la épica y la lírica, aquel octubre vivimos, en verso de Estellés, una nit de banderes puixants. Pero perdona que te lo diga, CANDIDATO: allí NO estabas tú.

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