Madrid es diferente

Ya está. C'est fini. Tampoco ha sido para tanto, ¿no? La segunda semana se hace interminable, pero la tercera, bueno... como que no se ha hecho tan larga, sobre todo a mí desde el sofá, con los pies en alto. Oye, por cierto, a mí, no sé por qué, no me termina de convencer nada esto de terminar con una crono el último día. Vale, entiendo que a los organizadores les ha salido redondo en las dos últimas ediciones, en las que se ha mantenido la emoción final de saber quién iba a resultar ganador hasta el último metro, pero desde el punto de vista del corredor, esto no acaba de gustar. Al corredor le gusta el esquema del Tour, que no es otro que adelantar un día la crono para dedicar por entero el último día a los corredores, los verdaderos héroes, al vencedor en particular y a todos en general. Ya saben, París, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo, la Plaza de la Concordia y ese paseo triunfal tras finalizar la etapa.

Lo de Madrid es diferente, que quieren que les diga. Lo recuerdo del año pasado: terminas la crono, y ya está. No tienes podio, que es lo normal; pues venga, al hotel, una ducha, y ya está. ¿Qué quieres ir a casa? Pues venga, rápido, la maleta y al avión, que el ritmo no pare. ¿Qué quieres fiesta? Pues olvídate del paseo triunfal en la Castellana, que aquí si quieres fiesta primero vístete de persona normal, luego espera a que caiga la noche, como todo hijo de vecino, y allí desenfrénate a tu antojo, que te lo has merecido y además, es posible que ya hayas dado las últimas pedaladas del año. O sea, que tampoco está tan mal el plan, pero no es lo mismo.

Bueno, esto se acabó, esto está Terminaitor como decía una pancarta, que debe significar terminado en dialecto madrileño, creo yo. Igual no van por ahí los tiros, pero con este cansancio cualquiera entiende los juegos de palabras.