El Celta baja de la nube

El Málaga desalojó al Celta de la nube en que se había instalado con sus tres victorias consecutivas, y evidenció que tampoco el equipo de Peiró está de paso por la zona alta de la tabla. En el partido de los errores y los goles tontos, los de Balaídos reunieron cuajo para reponerse al deslumbrante inicio del Málaga, pero les faltó cuando tocaba administrar su ventaja o sobreponerse tras el descanso al paso atrás del equipo malacitano. Sigue el Celta en obras, en estado demasiado prematuro como para declarar cumplido el principal objetivo de su nuevo entrenador, el de enterrar los días de su célebre inestabilidad anímica.

El mérito del grupo vigués en la primera mitad consistió en mantener el tipo pese al boquete de su banda derecha, donde Velasco padeció una tortura para frenar las asociaciones de Musampa con Valcarce. A medias fabricaron al cuarto de hora un gol que se estaba haciendo previsible, en una combinación que dejó al holandés cara a cara con Cavallero al borde del área pequeña. Fue una disfunción con la que tuvo que cargar el equipo de Lotina durante todo el encuentro, y que lastró el esfuerzo al que se encomendó para inquietar a Contreras. Los problemas de Velasco vinieron a reivindicar el dibujo con dos puntas de Peiró: enfrascado en el dilema de atar a Musampa o a Dely Valdés, el lateral céltico acabó por dejar a los dos libres, y fue el holandés el que mayor rendimiento sacó de su indecisión.

Incapaz de apagar ese incendio, el Celta apostó por exprimir el buen estado de forma de Jesuli e hizo como que no pasaba nada atrás. Y con esa mentalidad el partido quedaba abocado al destrozo masivo en las dos áreas. A los excesos contribuyó de forma destacada Josemi, que propició el empate con una absurda mano en el área para detener un centro de Gustavo López. Y con el penalti transformado por Catanha ya en el bolsillo, recuperó el Celta algo de la paciencia que se le escapaba con el marcador en contra.

El potencial del equipo vigués quedó notablemente mermado a la media hora, cuando Gustavo López tuvo que abandonar el campo a causa de otro de sus inagotables problemas físicos. Entre Edu y Coudet optó Lotina por el primero, y la amputación que el equipo ya padecía en un lateral se extendió al costado izquierdo. Al Celta sólo le quedaban los recursos de Jesuli y Mostovoi, porque con Catanha únicamente cuenta para enganchar algún desperdicio.

Fue darle la vuelta al marcador con el gol de Berizzo y hacerse el Celta el empate al minuto siguiente. Estaba el partido acelerado, y el contraataque conducido por Dely Valdés llevó a Cáceres a una alocada carrera hacia atrás que culmino con un mal despeje hacia su portería. Quedó el partido para una segunda mitad irrelevante, en la que Mostovoi falló un penalti y el Málaga contraatacó con peligro.