Descalzos por la duna gigante
Una cresta de arena de 104 metros en las Landas francesas
Desde los espesos bosques dormidos de pino marítimo que la cercan, la gran duna blanca de Pilat, en Arcachón (Francia), la mayor de Europa, se aparece de repente como una criatura insólita y majestuosa. Es una mole animada desde el Cuaternario por los vientos impetuosos y las fortísimas corrientes marinas de la zona, una masa viva y dinámica de 60 millones de metros cúbicos de arena fina repartidos en 2.700 metros de largo, 500 de ancho y 104 de altura. Creada caprichosamente por la conjunción de los elementos, la montaña de Pilat, o Pyla, como también se la conoce, vive desde hace dos siglos atrapada irremisiblemente entre la mar y la barricada inmensa del bosque landés.
Escalarla por su cara más abrupta, desoyendo la invitación a servirse de la escalera dispuesta para los cientos de miles de turistas que la horadan cada año, resulta un ejercicio fatigoso, compensado, quizá, por las sensaciones puras, llenas de reminiscencias infantiles, que despierta la comunión física con la arena. El viajero que opta por hundir su pie en la pared de 30 grados de pendiente, siempre puede pensar que en la cima le espera una cita con la inmensidad. Ya arriba, mientras recupera el aliento -ante la mirada divertida, quizá, de los excursionistas que recogen sus sacos de dormir tras haber pasado la noche al raso en este lecho privilegiado- comprobará que el océano Atlántico se ha desplegado ante sus ojos.
A la izquierda, hacia Bayona, hay un centenar largo de kilómetros de playas asaltadas permanentemente por una mar furiosa que puede levantar olas de hasta siete metros. A la derecha, la gran cuenca de Arcachón, 40 kilómetros de litoral arenoso que encierran un tranquilo mar interior de aguas limpias y poco profundas donde vive el caballito de mar. Ahí está la isla de los Pájaros, con sus típicas cabañas tchanquées -zancudas, en gascón- asentadas sobre largos pilotes clavados en los bancales arenosos.
Ahí están también las perlas de Francia, los gigantescos parques ostrícolas que producen cada año más de 15.000 toneladas de ostras. En los pequeños puertos de la bahía a la que vierte sus aguas el río La Leyre y se conectan los canales de los grandes lagos, Cazaux y Hourtin, se aprietan cientos de casetas dedicadas a la venta y degustación de ostras.
Desde la cima de la duna, de espaldas al bosque interminable, frente al mar, en la línea del horizonte, se encuentra uno de los mayores paraísos invernales de las aves migratorias europeas. Más de 260 especies, incluidas las rarísimas golondrinas marinas, en trance de extinción, y las ocas salvajes, las garzas, las cigueñas y los cisnes, habitan en la reserva natural del Banc d'Arguin y en el parque ornitológico del Teich, que acogen en algunas épocas del año a más de 300.000 ejemplares.
El descenso
La gran duna llega hasta el mar en un descenso prolongado, menos brutal, que llama a descubrir la playa de arenas delicadas y aguas reposadas. Conviene tener en cuenta que el regreso puede resultar cansado porque no hay escaleras en la ladera del mar y porque con el sol del mediodía, al menos en verano, la arena se calienta bastante en algunos tramos. Dándose los debidos respiros para recuperar el aliento y disfrutar de las vistas, nada impide completar el recorrido placenteramente, bajando a tumbos y trompicones la cara abrupta para premiarse con un refresco en uno de los bares instalados al pie de la duna y en el camino al aparcamiento público.
Clasificada en 1978 como una de las grandes bellezas naturales de Francia y, por tanto, protegida contra toda intervención potencialmente dañina, la gran duna de Pilat, que da nombre al pequeño municipio de Pyla-sur-Mer, en el que se asienta, es, por extraño que resulte, propiedad privada en su mayor parte porque el Estado la vendió en 1863 y la dividió en 23 lotes de parcelas 57 años más tarde. De hecho, aunque hay organismos públicos que piensan ya en adquirirla, cualquiera puede todavía comprar una parcela de la duna blanca. Claro que la propiedad tiene un valor puramente sentimental debido a las estrictas ordenanzas que la protegen.
La arena de la montaña se escurre entre las manos de sus propietarios como se ha escurrido de las fuerzas de la naturaleza a lo largo de los siglos. Al igual que el resto de las dunas de las Landas, la de Pilat se mueve, avanza o retrocede, cambia de fisonomía, se eleva o se desparrama como resultado de la lucha en equilibrio permanente del viento y el mar, las corrientes y el bosque que frena. El turista puede comprobar que buena parte de los búnkeres, construidos durante la II Guerra Mundial por el ejército alemán, yacen hoy semienterrados en la orilla del mar. Después de haberse tragado en su historia casas y poblados enteros de los recolectores de resina de la zona, la duna de Pilat amenaza ahora por el sur, a razón de cuatro metros por año, a los cámpings y a los bungalós.
Por supuesto, la bahía de Arcachón ofrece a los aficionados a los deportes náuticos todas las actividades posibles. Hay travesías en barco y canoa, pesca deportiva y submarinismo, vuelos en avioneta, campos de golf, escuela de paracaidismo, de alta delta, parques de atracciones infantiles, centro de talasoterapia... Pero son las kilométricas pistas ciclistas y los caminos dispuestos para las cabalgadas lo que mejor caracterizan a este universo de ocio. El inmenso terreno arenoso y boscoso -un millón largo de hectáreas- de las Landas ofrece posibilidades extraordinarias para la práctica de la bicicleta y la equitación.
GUÍA PRÁCTICA
- Prefijo telefónico: 0033. - En carretera, Arcachón se encuentra a 65 kilómetros de la ciudad francesa de Burdeos y a unos 200 kilómetros al norte de de la frontera con España (233 kilómetros desde San Sebastián y 182 desde Bayona). - Air France (901 11 22 66) vuela a Burdeos, ida y vuelta, desde Madrid, a partir de 221 euros, más tasas, y desde Barcelona, a partir de 238 euros, más tasas.
- Hotel Arc sur Mer (55 68 30 685). 82 Boulevard de la Plage. Arcachón. En octubre, la habitación doble con vistas al jardín, 70 euros, y la doble con vistas al mar, 99 euros. - Residencia La Republique (55 75 21 235). 22 Avenue de la Republique. Arcachón. Habitación doble, 14 euros. - Camping La Petit Nice (55 62 27 403). En la ruta de Biscarrose, al borde de la playa. Tarifa en temporada alta: 22,83 euros. Abierto del 1 de abril al 15 de octubre. - Camping La Dune (55 62 27 217). En la ruta de Biscarrose, a 300 metros de la playa. Tarifa en temporada alta, 21 euros. Abierto del 1 de mayo al 30 de septiembre.
- Restaurante El Patio (55 68 30 272). 10 Boulevard de la Plage, en Arcachón. Menú gastronómico, 25,54 euros. - Restaurante Côté Huîtres (55 68 36 633). 161 Boulevard de la Plage, en Arcachón. Menús, entre 12 y 15 euros.
- Oficina de Turismo de Arcachón (55 75 29 799 y www.arcachon.com). Esplanade Georges Pompidou. - www.ville-arcachon.fr. - www.franceguide.com.
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