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España y el Reino Unido ponen sordina a la discusión sobre el Peñón

Palacio descarta fijar una fecha para llegar a un acuerdo tras hablar ayer con Straw

España y el Reino Unido parecen haber puesto sordina a sus negociaciones sobre Gibraltar. Tras los turbulentos episodios por los que atravesaron las conversaciones antes del verano, cuando pasaban de estar al borde del abismo a estar cerca del acuerdo, ambos países se han tomado las cosas con calma. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, mantuvo ayer en Londres la primera reunión oficial con su homólogo británico, Jack Straw.

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Aunque oficial, la reunión de ayer no se celebró bajo el paraguas del Proceso de Bruselas. Se trataba, en palabras de la ministra española, 'de tomarle el pulso a lo que es este complejo proceso'. 'Y eso es lo que hemos hecho. Como dicen los catalanes, hem fet feina [hemos trabajado]', añadió la ministra en unas declaraciones a la salida de la reunión, junto a la residencia oficial de Jack Straw en el centro de Londres.

Ana Palacio, que desde que tomó posesión de su cartera hace ya más de dos meses aún no había discutido oficialmente con su homólogo Jack Straw sobre Gibraltar, aseguró que no se ha impuesto ninguna fecha para acabar la negociación. 'No me parece útil en estos momentos. Como jurista que soy, sé que imponerse un plazo puede ser un buen acicate para poner en marcha un proceso negociador, pero a estas alturas ya no hace falta ese tipo de incentivos', aseguró.

España y el Reino Unido se impusieron en principio un año para alcanzar un acuerdo y enseguida, espoleados por los vertiginosos avances iniciales, decidieron forzarse a lograr un acuerdo antes del verano pasado. Tras las tensiones estivales, ahora parecen decantarse por generar menos expectativas y menos espectáculo.

El cambio de ministro de Exteriores en España es una buena excusa para justificar el ralentí que vive la negociación, pero también el referéndum convocado por el Gobierno de Gibraltar para el próximo 7 de noviembre. Si los gibraltareños rechazan un acuerdo que ya existe, su gesto tendrá más fuerza y coherencia que si dicen que no a un pacto que aún no existe. Y no conviene agitar las aguas de la polémica en vísperas de esa consulta, no reconocida oficialmente ni por Londres ni por Madrid.

A ese problema se añaden los propios de la negociación, en la que subsisten desacuerdos sustanciales. Por ejemplo, en torno a la duración del acuerdo, que Londres quiere que sea definitivo, o acerca de la soberanía de las bases militares del Reino Unido en el Peñón.

Ambas partes difundieron por la tarde una aséptica nota conjunta en la que se declaran 'muy satisfechos' de haberse reunido y en la que confirman que han tratado la cuestión de Gibraltar. 'Nuestras conversaciones en el último año han producido progresos significativos hacia el objetivo compartido del Proceso de Bruselas de resolver el contencioso histórico proveyendo así un futuro estable, seguro y más próspero a todos los gibraltareños', señalan también en el texto. 'Esta visita nos ha ofrecido una oportunidad valiosa de hacer balance. Continuaremos trabajando juntos para alcanzar dicho objetivo', concluyeron. Palacio indicó que 'todas las posiciones están abiertas', pero no concretó si ya tiene una idea cabal de la posición británica sobre el asunto de la soberanía de las bases en el Peñón, tras las declaraciones contradictorias que efectuaron el pasado julio el primer ministro, Tony Blair, y el ministro para Europa, Peter Hain.

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