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NEURONAS CONTRA 'CHIPS'

Los ajedrecistas Krámnik y Kaspárov se enfrentan a dos programas informáticos

Deep Fritz y Deep Junior calculan menos millones de jugadas, pero son mejores estrategas que Deep Blue

Leontxo García

Pasen y piensen. Va a comenzar el combate del siglo XXI. Neuronas contra chips: la revancha.

Han pasado cinco años desde el berrinche de Gari Kaspárov por perder (2,5-3,5) ante el programa Deep Blue, inmediatamente desmantelado.

'Todo lo que hemos aprendido con Deep Blue se aplicará desde ahora en diversos campos de la ciencia, y especialmente en el cálculo molecular; por ejemplo, en la fabricación de medicamentos'. Chung Jen Tan, jefe del equipo de IBM, dijo eso en Madrid a EL PAÍS, hace cinco años.

Deep Blue era mucho más potente que sus actuales sucesores: calculaba 200 millones de jugadas por segundo. Vladímir Krámnik se va a enfrentar a Deep Fritz, desarrollado en Hamburgo por la empresa Chess Base. Mide 12 centímetros, pesa 50 gramos y se conecta a 8 Pentiums en paralelo.

Kaspárov se enfrenta a Deep Junior, creado por científicos israelíes con características similares. Ambos calculan entre tres y cuatro millones de jugadas por segundo.

En informática, cinco años son una eternidad, como subraya el español Enrique Irazoqui, experto en computadoras de ajedrez y árbitro del duelo de Bahrein: 'Caben pocas dudas de que Deep Fritz y Deep Junior juegan mejor que Deep Blue. De poco sirve calcular 200 millones de movimientos si el primero parte de una idea equivocada. Junior y Fritz evalúan mejor la posición inicial para dictaminar si hay ventaja de las blancas o las negras, o si el juego está igualado. Y por tanto, sus cálculos son más precisos y coherentes'.

Fritz, el más rápido

Irazoqui organizó el duelo entre ambos programas (Cadaqués, mayo de 2001). Fritz empezó perdiendo (0-5), pero remontó para igualar (12-12) tras las 24 partidas previstas y ganó las dos del desempate. 'Fritz es el más rápido, pero Junior es el precursor del juego arriesgado y especulativo, algo revolucionario en computadoras de ajedrez'.

O sea, Junior es capaz de sacrificar un peón o una pieza a cambio de la iniciativa, aunque no vea con claridad si el ataque es ganador. Los ajedrecistas humanos siempre han jugado así, pero eso era ciencia ficción hasta hace muy poco cuando se hablaba de máquinas. Por el contrario, Junior es más vulnerable ante el efecto horizonte, o al menos lo fue durante el duelo de Cadaqués: le costaba comprender que un peón situado en la segunda fila se convierte en una dama (la pieza más potente) si llega a la octava. Según la probabilidad de que eso ocurra, la evaluación de la posición puede ser radicalmente distinta.

Krámnik impuso una cláusula en su contrato: poseer copia de Deep Fritz para comprobar cómo juega. Chess Base aceptó, pero con un matiz muy importante: la copia que tiene Krámnik no incluye el libro de aperturas; es decir, carece del repertorio cuidadosamente preparado por los programadores para los primeros movimientos de cada partida, lo que impide que Krámnik encuentre agujeros en esa preparación; pero compensa una de las injusticias cometidas con Kaspárov, que sabía muy poco sobre Deep Blue antes del duelo, mientras que la Deep Blue lo sabía todo de Kaspárov.

Ramón López de Mántaras, investigador de Inteligencia Artificial del CSIC, califica de 'absurdo, pero muy real' el temor masivo a que el mejor ajedrecista no sea un homínido, y admite: 'Deep Blue aportó ideas interesantes en la técnica de búsqueda selectiva, muy útil para resolver problemas que impliquen una gran complejidad combinatoria entre millones de posibilidades'.

López de Mántaras y Vladímir Zaiats, doctor en Matemáticas, coinciden en que Jen Tan no exageraba: 'Es probable que muchos de los medicamentos actuales estén indirectamente ligados a las enseñanzas de Deep Blue'. Que siga el espectáculo.

De izquierda a derecha, Gari Kaspárov y  Vladímir Krámnik.
De izquierda a derecha, Gari Kaspárov y Vladímir Krámnik.AP

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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