La calma fingida
Mes y medio ha transcurrido desde el 5 de agosto hasta el 18 de septiembre, y entre esas dos fechas desaparecieron las terribles escenas de atentados suicidas de las calles de Israel (...) y el país permaneció en calma. Pero fue una calma parcial (...) y también fingida, porque soterradamente, las organizaciones terroristas planeaban más ataques contra territorio israelí. Hasta esta semana, esos planes fueron abortados por la combinación de una presencia militar en los territorios ocupados y la información del servicio de inteligencia. Pero los responsables de seguridad ya alertaron de que la oleada de terror no había acabado. (...) A pesar de barajarse un alto el fuego en Gaza y Belén, del debate interno palestino sobre una declaración de alto el fuego unilateral excluyendo a soldados y colonos y de la creciente insatisfacción de los líderes palestinos con Arafat, los palestinos evitaron dar ningún paso concreto contra los grupos terroristas. (...) No tienen nada que ganar políticamente con los ataques terroristas. Los países que tiene influencia real en Oriente Próximo no vendrán en su auxilio ni forzarán la retirada de Israel de las zonas en disputa mientras haya asesinatos de civiles inocentes que van en autobús. (...) La reacción que se debe adoptar ya se tomó hace dos meses, (...) y a Israel, en esencia, le toca esperar acontecimientos positivos en la región, incluyendo entre éstos el ataque de EE UU a Irak y el declive de Arafat. (...) El terror no debe conducir a Israel a una escalada que no desea. Es clave dar una nueva oportunidad a los canales políticos, sin los que el terror no desaparecerá.
Tel Aviv, 20 de septiembre
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