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El Ayuntamiento ordena desmontar dos iglesias evangélicas asentadas hace años en un parque

La Junta Municipal de Carabanchel asegura que ambas construcciones 'son ilegales'

La amenaza de derribo pende sobre las dos sedes que la Iglesia evangélica Filadelfia tiene desde hace más de un lustro en el parque del Alto de San Isidro, en Carabanchel. En ambos recintos, módulos prefabricados, se reúnen cada semana cerca de 400 fieles de etnia gitana. La junta municipal asegura que ya se ha cumplido el plazo de permanencia en el lugar, pero los pastores se niegan a abandonar las iglesias porque, entre otras cosas, no tienen adónde ir. Además, acusan al Ayuntamiento de 'ignorar' la importante labor social que llevan a cabo en el distrito.

La Iglesia evangélica posee en Madrid unos 10.000 miembros y 74 sedes repartidas por la región. Tres de ellas se encuentran en Carabanchel, un distrito donde abunda la población gitana, principal seguidora de esta religión.

Una de las sedes que ahora quiere derribar el Ayuntamiento se halla a muy pocos pasos del lugar donde la empresa Interfuneraria construye un polémico tanatorio que rechazan los vecinos y que ha sido ya motivo de querellas judiciales contra el concejal del distrito, Carlos Izquierdo (PP). La historia de este recinto se remonta casi 15 años atrás: cuando la zona del Alto de San Isidro era un gran asentamiento chabolista, los evangélicos levantaron un módulo prefabricado, que, a finales de los años ochenta, se convirtió en referencia para los vecinos. Al ser demolidas las infraviviendas, los pastores aceptaron abandonar esa iglesia a cambio de que el Consistorio les 'cediera' un terreno en el parque del Alto de San Isidro, una vasta zona verde.

En una carta firmada el 12 de junio de 1995 por el entonces concejal de distrito, Manuel Martínez Blanco, éste se comprometía a buscar un nuevo emplazamiento 'para que pudieran continuar con la labor que vienen realizando con un importante colectivo de familias gitanas'. El coordinador de este recinto, Francisco Campos, aporta hoy aquella misiva y la licencia municipal que les fue concedida entonces.

Martínez Blanco señalaba también que sería el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) el encargado de construir los módulos, pero, según Campos, la tardanza en el trámite hizo que ellos mismos contrataran a una empresa privada para montar la sede en el parque. 'La iglesia se construyó en 1996. La pagamos nosotros de nuestro bolsillo y nunca hemos tenido problemas. Al contrario, hemos llevado a cabo una importante labor social con los gitanos en el distrito', asegura Campos.

La orden para desalojar la sede, continúa, se la comunicó verbalmente 'hace cuatro o cinco meses' el edil Carlos Izquierdo. Pero ellos no están dispuestos a acatarla. 'Sencillamente tenemos que irnos sin más explicaciones y sin que nos den ninguna otra opción. Mientras la Iglesia católica recibe ayuda, a nosotros nos la niegan. Este colectivo no está en condiciones de pagar un alquiler en ninguna otra parte', señala el pastor Campos. 'Además', añade, 'en la carta del concejal Blanco no se pone ninguna fecha límite para nuestra permanencia aquí'.

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En 1993, el Tribunal Superior dictó una orden de derribo contra parte de la iglesia de las Fuentes, en Fuencarral, porque se construyó de forma ilegal. Tras varios años de recursos, la iglesia entera sigue en pie. Y seguirá: el Tribunal Superior paralizó, en junio, el derribo.

Los miembros de la otra iglesia evangélica sobre la que pende la orden de derribo tampoco están dispuestos a abandonar su sede, montada también en el mismo parque. La situación, sin embargo, se complica en este caso porque, según admiten los pastores, en el convenio que firmaron con el Ayuntamiento hace ocho años había una cláusula que preveía el desalojo en un futuro indeterminado. 'En aquella época nos dejamos llevar y no vimos la letra pequeña del contrato, pero de todas formas esto es injusto, no nos ofrecen nada a cambio, sólo nos echan y punto', protesta José Peralta, pastor de la iglesia.

La orden de derribo ha generado honda preocupación entre los feligreses. Sobre todo porque a los templos acuden jóvenes a los que los evangélicos pretenden rescatar de la delincuencia y la drogadicción. De hecho, las asociaciones vecinales de Carabanchel reconocen que esta congregación cumple un importante papel de 'interlocutor social' con la población gitana. 'Aquí lo único que se hace es orar y cantar. No molestamos a nadie; al contrario, ayudamos mucho', señala una joven de 20 años, evangélica desde la infancia.

'Situación irregular'

El concejal Izquierdo replica que ambos módulos 'están en situación irregular' y subraya que los pastores ya sabían, 'desde hace mucho tiempo' cuál iba a ser su suerte. 'Se les dio tiempo para buscar alternativas; en varias ocasiones hemos intentado precintar los recintos, pero ellos no lo han permitido. El desalojo está ahora en manos de un juzgado', añade.

El concejal de Carabanchel advierte de que el Ayuntamiento no buscará ninguna ubicación a los evangélicos, y asegura que su labor social se suplirá con medidas municipales. 'Hemos más que duplicado el presupuesto social para la zona. Además, está previsto un centro especial para atender estos asuntos', afirma. 'Si quieren encontrar otro local, pueden acudir al Ivima', añade.

Según el vocal del grupo socialista en la junta, Gabriel Calle, su partido llevará al pleno de distrito la petición de que se 'respete' la permanencia de la Iglesia evangélica en la zona.

Los pastores de la Iglesia Filadelfia ya han anunciado una férrea oposición a la decisión municipal: 'Vamos a llegar hasta donde sea necesario, siempre dentro de la legalidad, para defender nuestro derecho a estar aquí', dicen.

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