Julio Álvarez, con tres goles, y el árbitro doblegan al Racing
Cierto es que el partido nació viciado. Que nada fue igual desde que aquella caída de Peragón (m. 17) le pareció al árbitro digna de ser penalti. Protestaron los racinguistas y el más airado en la queja, el meta Lemmens, vio la tarjeta amarilla. Lanzó la máxima pena Julio Álvarez y Lemmens rechazó. Pero vio algo raro el árbitro, Medina Cantalejo, en la acción. Tal vez que el portero se adelantó. O quizá que algún impaciente entró antes de tiempo en el área. Quién sabe. Algo no le gustó y mandó repetir el lanzamiento. Julio Álvarez lo intentó de nuevo y marcó. Y entonces Lemmens cogió la pelota y la lanzó con rabia contra el suelo. No hizo un boquete en el césped, ya de por sí agujereado, ni hirió a nadie. Pero el colegiado consideró que aquello tenía pinta de delito, así que le enseñó la segunda amarilla.
RAYO VALLECANO 3| RACING 1
Rayo: Etxeberria; Mario, Corino, Mainz, Graff; Onopko, Pablo Sanz (Michel II, m. 35); Julio Álvarez, Quevedo, Peragón; y Bolic (Dirado, m. 66). Racing: Lemmens; Pineda, Moratón, Juanma, Sietes; Nafti, Ismael; Pablo Lago (Ceballos, m. 21), Munitis, Regueiro (Benayoun, m. 55); y Bodipo (Diego Alonso, m. 64). Goles: 1-0. M. 17. Penalti a Peragón. Lemmens rechaza el tiro de Julio Álvarez, pero el árbitro lo manda repetir y Julio Álvarez acierta. 1-1. M. 45. Ismael lanza un penalti, Etxeberria lo rechaza y Munitis marca. 2-1. M. 50. Julio Álvarez transforma otro penalti cometido sobre Michel II. 3-1. M. 90. Jugada de Camuñas que culmina Julio Álvarez. Árbitro: Medina. Amonestó a Graff, Etxeberria, Regueiro, Bodipo, Moratón y Preciado. Expulsó a Lemmens (m. 20) por doble amonestación. Unos 11.000 espectadores en el Teresa Rivero.
Con 70 minutos por delante y un jugador menos, al Racing le quedaba una tarea ímproba. El Rayo cedió el dominio y se encontró con el empate, logrado por Munitis tras rechazar Etxeberria un penalti. Pero el árbitro se había gustado. Tanto, que pitó otra pena máxima, la tercero, ésta para el Rayo. Menos mal que allí estaba Camuñas para que la gente se olvidara de Medina gracias al jugadón que dio origen al tercer gol de Julio Álvarez, máximo culpable, que no único, del triunfo del Rayo, al que le habría bastado con su fútbol para conseguirlo.
Cierto es que el partido nació viciado. Que nada fue igual desde que aquella caída de Peragón (m. 17) le pareció al árbitro digna de ser penalti. Protestaron los racinguistas y el más airado en la queja, el meta Lemmens, vio la tarjeta amarilla. Lanzó la máxima pena Julio Álvarez y Lemmens rechazó. Pero vio algo raro el árbitro, Medina Cantalejo, en la acción. Tal vez que el portero se adelantó. O quizá que algún impaciente entró antes de tiempo en el área. Quién sabe. Algo no le gustó y mandó repetir el lanzamiento. Julio Álvarez lo intentó de nuevo y marcó. Y entonces Lemmens cogió la pelota y la lanzó con rabia contra el suelo. No hizo un boquete en el césped, ya de por sí agujereado, ni hirió a nadie. Pero el colegiado consideró que aquello tenía pinta de delito, así que le enseñó la segunda amarilla.
Con 70 minutos por delante y un jugador menos, al Racing le quedaba una tarea ímproba. El Rayo cedió el dominio y se encontró con el empate, logrado por Munitis tras rechazar Etxeberria un penalti. Pero el árbitro se había gustado. Tanto, que pitó otra pena máxima, la tercero, ésta para el Rayo. Menos mal que allí estaba Camuñas para que la gente se olvidara de Medina gracias al jugadón que dio origen al tercer gol de Julio Álvarez, máximo culpable, que no único, del triunfo del Rayo, al que le habría bastado con su fútbol para conseguirlo.
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