_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Amistades

El ex presidente de la Asamblea Nacional no pudo entrar a 'sesionar' con sus partidarios en su antiguo despacho, conocido como el búnker por lo restringido del acceso. 'Hasta una hamaca tenía', explicaba el sábado un ingenuo diario de Managua al dar cuenta de la caída de Arnoldo Alemán, el ex mandatario del país que, atrincherado en la presidencia del parlamento, se enfrentó al actual jefe del Estado, su correligionario Enrique Bolaños, y a una juez que le acusa de haber robado más de 100 millones de dólares entre 1997 y 2002. Alemán intentaba evitar que le retirasen la inmunidad para someterlo a juicio, pero el jueves fue destituido y Bolaños calificó la derrota de su antecesor como una 'batalla ganada en la lucha contra la corrupción'. El destino del político centroamericano no puede dejarnos fríos. Su perfil corpulento, junto a los de Eduardo Zaplana, Rita Barberá y Manuel Tarancón, en el balcón del Ayuntamiento de Valencia, se convirtió casi en una estampa típica de Fallas.Cuando Zaplana soñaba con ser ministro de Asuntos Exteriores, Alemán vino a menudo y fue visitado, en un ir y venir de cordiales encuentros que engrasaba un flujo de dinero ciertamente oscuro.

No era la única aventura internacional extravagante de la Generalitat en aquel tiempo (que se lo pregunten a Julio Iglesias y a Carmen de Miguel, ex responsable del Instituto Valenciano de la Exportación, a quien el actual ministro de Trabajo acaba de nombrar directora del Instituto de la Mujer), pero sí una de las más llamativas. Ante el abundante envío de fondos de cooperación a través de organizaciones de usar y tirar (¿Se acuerdan de Amerrisque, Pueblos Fraternos o Valencianos por Nicaragua?) y después de escándalos como el de Villa Valencia, un barrio de casas prefabricadas donadas tras el huracán Mitch que repartieron a su gusto los concejales de Jinotega, la oposición reclamó sin éxito una investigación. La 'conexión Valencia', como la bautizó la prensa nicaragüense, fue célebre y suscitó preguntas como la que se hacía El Nuevo Diario hace unos meses: '¿Cuánto de Valencia fue al bolsillo de Alemán?'. Me muero por saber qué tiene que decir el PP de sus viejas amistades.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_