El delicado momento del PNV
El PNV atraviesa un momento delicado en el que parece más crucial que nunca el papel de Juan José Ibarretxe, no sólo como lehendakari, sino también como dirigente del partido. La forma en la que el juez Baltasar Garzón ha decidido proceder cautelarmente contra HB, mientras los tribunales deciden si esa organización forma parte o no de ETA, ha provocado un gran desconcierto en las filas del Partido Nacionalista Vasco, muy superior al que admite públicamente.
Este desajuste interno llevó a sus dirigentes a convocar con urgencia una reunión (ayer sábado, en Barakaldo) de todos sus dirigentes autonómicos, provinciales y locales para unificar los análisis y promover un mensaje común.
Representantes del sector moderado del PNV han transmitido su alarma a sectores moderados del PP para que ayuden a suavizar la presión
Un sector del PNV no asimila que sea el propio Gobierno vasco el que cierre los locales de HB y que sea la Ertzainza la que impida sus manifestaciones. Pero otro sector, más moderado y vinculado sobre todo al mundo empresarial y profesional, tampoco asimila que el PNV ignore las resoluciones judiciales, se columpie peligrosamente en los márgenes de la legalidad o sea incapaz de llegar a algún tipo de acuerdo con los socialistas para impedir que se siga profundizando el enfrentamiento social en Euskadi.
A este grupo le irrita también la presión continua que está ejerciendo EA, a la que reprochan utilizar sin pudor esta crisis para intentar mejorar sus expectativas electorales.
En este escenario, muchos votantes nacionalistas buscan un punto de referencia y vuelven la cabeza hacia el lehendakari. Ibarretxe se forjó en la campaña de las pasadas elecciones autonómicas una buena imagen no sólo como dirigente con profundas convicciones nacionalistas, sino también, y sobre todo, como un buen gestor, un hombre capaz de hablar de empresas, de economía o de sociedad de futuro, y no sólo de independencia.
'Las sucesivas intervenciones de Ibarretxe ante el Parlamento de Vitoria enfriaron esa impresión', explica un ex parlamentario peneuvista crítico con la actual dirección. 'Ha sido frustrante, porque no tendió puentes ni presentó un proyecto de país ni abrió posibilidades de negociar. Aun así, en medio de esta crisis, buena parte de los nacionalistas vascos moderados esperamos con atención el discurso que pronunciará el próximo viernes día 27 ante el Parlamento de Vitoria. Él marcará la pauta', añade. Por el momento, Ibarretxe se ha limitado a afirmar que mantendrá el programa enunciado en el acto de investidura.
Arrastrados por la crisis
Si todo se plantea en términos de quién gana esta pelea, si el PNV o el Gobierno de Aznar, 'los moderados del PNV estaremos con nuestro partido', asegura un destacado militante nacionalista, que reprocha al Gobierno de Madrid que insista día a día en provocar una polarización tan aguda.
Muchos representantes del sector moderado temen verse arrastrados por la crisis y que el enfrentamiento actual desemboque en una mayor radicalización del PNV. En su mayoría admiten que no tienen fuerza ni capacidad organizativa dentro de su partido como para evitar ese camino, y que están intentando transmitir su preocupación y alarma a sectores moderados del PP para que ayuden a que se suavice la presión de Madrid. 'Me temo, sin embargo, que el momento sea malo y que ni ellos ni nosotros tengamos suficiente audiencia en nuestros propios medios', se lamenta un conocido profesional vizcaino, veterano militante del PNV y significado miembro del sector moderado.
Según su análisis, a raíz de las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo pareció abrirse una buena oportunidad porque todo indicaba que Ibarretxe sería una buena garantía contra una radicalizacion sin retorno del nacionalismo. Ahora admite que tienen dudas sobre el papel del lehendakari.
Ibarretxe sigue siendo un hombre muy solitario y no hay nadie más en su Gobierno que tenga suficiente relevancia como para marcar su influencia, asegura. Sin embargo, resalta que el lehandakari fue el primero en asegurar, por activa y por pasiva, que su Gobierno se mantendrá dentro de la legalidad.
'En Madrid sólo hablan de la sucesión de Aznar, pero se supone que aquí también habrá un debate interno porque en año y medio habrá que elegir al sucesor del presidente del partido, Xabier Arzalluz. Y lo único que parece claro en este momento es que Ibarretxe no tolerará que la presidencia recaiga en alguien como Egibar, porque no está dispuesto a compartir el poder con él'.
'Así que, o se llega a otro acuerdo, o Ibarretxe pedirá a Arzalluz que siga en el cargo'.
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