Llega la Mercè
La Mercè arrancó ayer con fuerza. El toc d'inici marcó a las 19.00 horas, tal como estaba previsto en el programa, el pistoletazo de salida de las fiestas de Barcelona con el pasacalle de gigantes, cabezudos y dragones, escoltados por un grupo de diablos que representaban a todos los barrios de la ciudad.
La comitiva partió del Palau de la Virreina en dirección a la plaza de Sant Jaume. El recorrido, amenizado con la música de Els Ministrils del Camí Ral, centró la atención de los ciudadanos, así como también de los numerosos turistas que a esa hora circulaban por la Rambla.
Los primeros redobles de tambor que se escucharon encontraron rápida respuesta con las palmas del público de todas las edades que se había congregado en el Pla de la Boqueria. Cuando se abrieron las puertas de la Virreina, los primeros en salir fueron Jaume y Violant, los Gegants de la Ciutat, a los que siguieron Vicenta y Mustafà, los Gegants del Pi. Tras ellos, se produjo una escena inédita desde hace años: el regreso de Salomó y la Reina de Saba, los Gegants de Santa Maria del Mar desaparecidos en 1936 y que ahora volvían con recuperados rasgos orientales. Como invitados especiales al cortejo estuvieron presentes Andreu y Colometa, los Gegants de Sant Andreu de Palomar. El característico bestiario de las fiestas de la Mercè estuvo formado por la Tarasca -el monstruo que echa fuego y agua a la vez-, la Vídria, la Mulassa y el Drac, cuya peligrosa ferocidad contrastaba con la bondadosa imagen del Bou. No podía faltar el Àliga, el animal que representa a la ciudad. Junto a todos ellos, los Cavallets Cotoners, cuya procedencia, como es común en todas estas bestias, se encuentra en las procesiones que realizaban por Corpus los diversos gremios de la ciudad. De Occitania llegó un artista invitado: el Camello de Béziers.
El desfile del bestiario tradicional encontró en la plaza de Sant Jaume las protestas de los vecinos de Trinitat y Poblenou
Los gigantes de Santa Maria del Mar acudieron a la fiesta por primera vez desde el estallido de la guerra civil
Las actuaciones de la fiesta mayor de Barcelona se han extendido a nuevos escenarios, como la zona de Diagonal Mar
El cortejo era esperado en la plaza de Sant Jaume por numerosos ciudadanos, entre los que se encontraban varios grupos reivindicativos. Por un lado, jóvenes de Convergència i Unió reclamaban la modificación del escudo y la bandera de Barcelona. Por otro, vecinos de Trinitat Vella y Poblenou gritaban en contra del PERI y el plan 22@. Sus gritos se entremezclaban con las palabras del doctor Valentí Fuster, pregonero de las fiestas. Su discurso se transmitía en directo por una pantalla. Al vocerío de los protestatarios se sumaba la música de grallas y tambores.
Jordi Fàbregas, director del festival Tradicionarius, cogió la batuta para dirigir a Els Ministrils del Camí Ral, que interpretaron un repertorio de baile popular. Cada una de las parejas de gigantes y las diversas bestias ofrecieron entonces sus danzas en el centro de la plaza. Los diablos actuaron en último lugar,dando paso a los fuegos artificiales y al repique de campanas de las iglesias del barrio gótico.
Al final, las palmas festivas y los pitos reivindicativos se fundieron en un sólo clamor lúdico para dar la bienvenida a una fiesta mayor que, en su presente edición, ha extendido sus escenarios a nuevas zonas de la ciudad como Diagonal Mar.
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