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Ayuntamiento y Junta estudian cómo compensar a los promotores la pérdida de rentabilidad de Puerto Triana

Administración y empresarios negocian el rediseño del proyecto con menor edificabilidad

Ayer se reinició, casi de cero, la negociación para sacar adelante el proyecto urbanístico Puerto Triana, ideado para el sur de la isla de La Cartuja. En julio, Ayuntamiento y Junta pactaron una reducción de la edificabilidad del complejo comercial y de ocio de 88.000 metros cuadrados a 68.000. Los promotores afirmaron que, en esas nuevas condiciones, quedaba anulada la rentabilidad de la iniciativa y no podían construir. El concejal de Urbanismo, Rafael Carmona, y la directora general de Ordenación del Territorio, Josefina Cruz, abrieron ayer unas difíciles conversaciones con los constructores para convencerles de la viabilidad de la iniciativa, que pasa por reducir sus costes y las cargas urbanísticas impuestas.

En su primer encuentro cara a cara tras el pacto entre Junta y Ayuntamiento que limitó las condiciones de edificabilidad del proyecto Puerto Triana, los promotores constataron la inamovible postura de ambas instituciones y los representantes de éstas oyeron lamentarse a los empresarios, que creen que en las nuevas condiciones, con un 23% menos de superficie a construir, sobre todo de uso comercial, el proyecto es inviable pues carece de rentabilidad. Al menos, las tres partes dicen tener voluntad por alcanzar un acuerdo que, por ahora, se presenta muy complicado.

Tras algo más de dos horas de reunión, el delegado de Urbanismo del Ayuntamiento, Rafael Carmona, la directora general de Ordenación del Territorio de la Consejería de Obras Públicas, Josefina Cruz, y el presidente de la sociedad Puerto Triana, Simón T. Orchart, acordaron dar paso a una ronda de conversaciones entre los técnicos de las tres partes para ver si es posible conciliar intereses. Las reuniones técnicas empezarán inmediatamente, a ser posible la próxima semana, y sólo se prolongará la negociación, que no tiene un plazo máximo fijado, en la medida en que ésta avance, explicaron ayer fuentes de Urbanismo.

Al menos, los tres reunidos avistan un pequeño resquicio a negociar que podría facilitar el acuerdo. Según explicó Carmona en un receso de la reunión, 'no es posible rectificar ni cambiar' el acuerdo de julio, pero sí se baraja la opción, sobre la que arrancará la negociación, de suavizar las cargas urbanísticas que el nuevo texto de modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana impone al proyecto. 'No se trata de ceder', dijo el concejal andalucista, 'sino de adaptar el proyecto a los nuevos parámetros'

Es decir, Junta y Ayuntamiento imponen a los promotores que la construcción del complejo vaya acompañada de una pasarela peatonal que cruce el río y lo acerque al centro histórico; una mejora de los accesos al recinto para que éste no empeore el tráfico de los alrededores; y la edificación de un edificio para la Gerencia de Urbanismo.

El camino de la negociación pasa por reducir o suavizar esas obligaciones para que el coste de construcción del complejo se reduzca y así compense la reducción de ingresos que supone una menor edificabilidad. La rentabilidad se mantendría pese a la modificación a la baja de los contenidos del proyecto urbanístico.

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Las opciones para conseguirlo son dos: cumplir con las obligaciones impuestas, pero de forma más sencilla y barata (una sencilla pasarela sobre el río en lugar de un costoso proyecto de un arquitecto de renombre, por ejemplo), o eliminar alguna de esas cargas (no hacer la pasarela, en ese caso).

'Bueno, bonito y barato'

Carmona aseguró ayer que las administraciones no están dispuestas a asumir estas obras y se negó a calificar el objetivo de la negociación como un intento de 'abaratar' las infraestructuras porque se identificaría con algo sin calidad, y de lo que se trata -aseguró- es de utilizar a diseños sencillos y menos costosos. 'El objetivo es hacer algo bueno, bonito y barato', afirmó. En cuanto a la posibilidad de eliminar alguna de estas cargas, se limitó a remitirse al proceso de negociación.

El acuerdo entre Junta y Ayuntamiento, que este verano supuso el final de meses de enfrentamiento entre ambas instituciones sobre la tramitación del proyecto urbanístico, sí permite la construcción de la torre de oficinas que diseñó el urbanista catalán Ricardo Bofill, y que será el emblema del complejo.

El transcurso de la reunión se vio alterado por el incidente protagonizado por una veintena de vendedores ambulantes, que asaltaron las instalaciones de la Gerencia de Urbanismo en busca de un encuentro con el delegado para que éste les garantizara la creación de un mercadillo rotatorio diario. Tras la desproporcionada intervención de Policía Local y Cuerpo Nacional de Policía (con los agentes de ambos cuerpos presentes, unos 40, doblaron a los asaltantes), Carmona les recibió y se comprometió a estudiar la propuesta.

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