La Real funde al Espanyol

La Real resplandeció en Montjuïc, donde venció con una solvencia insospechada y se rehizo de su reciente eliminación en la Copa. El equipo donostiarra sacó el mejor rédito posible de un partido que se le puso de cara porque, a la superioridad táctica y anímica que desplegó ante el desmadejado y apocado Espanyol de ayer, se añadió la fulminante expulsión de Soldevilla.

La doble amonestación con la que fue castigado el central, apenas transcurrida media hora, reflejó la impotencia de la cobertura de su equipo para frenar a Nihat. El delantero turco, que ya anotó dos goles en el estreno ante el Athletic, fue el primero en percibir los síntomas de extrema debilidad que ofrece el Espanyol de Juande Ramos. Con dos delanteros que actúan de espaldas a portería, Tamudo y el inofensivo Milosevic, sin la velocidad y el bullicio de medias puntas como Posse y sin nadie capaz ni de tomar la manija ni de romper filas en el centro del campo, el Espanyol desarrolló un juego plano, previsible y vulnerable.

Nihat tomó la iniciativa y volteó el partido. Lo hizo con la colaboración del doble pivote formado en el centro del campo por Xabi Alonso y Aranburu. Un primoroso servicio de éste, le permitió al jugador turco dar el primer aviso con un tirazo al larguero. Metido entre líneas sorprendía por velocidad y regate. Soldevilla no le podía echar el lazo. Recurrió a las malas maneras. Y a la segunda de cambio, fue expulsado. Juande Ramos situó a Amaya en el centro de la zaga y retrasó a Roger al lateral izquierdo. Pero la defensa del Espanyol dio más facilidades. Un saque de esquina botado por Gabilondo, sustituto de De Pedro que se quedó en San Sebastián por una amigdalitis, fue cabeceado por Kovacevic con tal facilidad que tuvo tiempo para acicalarse para el retrato del primer gol.

El Espanyol no encontró respuesta por más que Juande Ramos volviera a darle vueltas al asunto dando entrada tras el descanso a Fredson y Luque y armando una doble línea de cuatro con Tamudo como referencia en punta. La Real acrecentó su ascendencia sobre el juego y marcó el segundo tanto después de otro excelente centro de Gabilondo. Salvo cinco minutos en los que el Espanyol embistió a última hora con el gol típico del pícaro Tamudo, seguido de un envió de Fredson al larguero, la Real no pasó apuros para sumar su segundo triunfo en un estreno de Liga que ni pintado.