La cara fresca de la Liga

Novecientos socios de la Real Sociedad entregaron sus carnés el pasado junio, hartos de asistir a la agonía de un equipo que esquivaba el descenso a última hora, por tercer año consecutivo. En las primeras tres semanas del presente curso el club donostiarra ha ganado 1.000 nuevos socios, movidos por la ilusión que despierta su equipo, autor de su mejor arranque en 20 años. La última vez que la Real comenzó así fue en 1982 y conquistó, una tras otra, sus dos únicas Ligas.

Básicamente, el equipo no ha cambiado durante el verano. Los jugadores que ahora asombran por su capacidad para ver puerta y que comparten el liderato con el Valencia y el Celta son prácticamente los mismos que naufragaron hace un año, Nihat incluido. El delantero turco, de 22 años, sigue en la Real por orgullo. Ya no es el tipo de aspecto desamparado por la marcha de Toshack, su descubridor y valedor, pese a que su fichaje original quedó abortado al no superar el examen médico. El fracaso del galés en su tercera etapa al frente de la Real no ha significado la caída en desgracia de Nihat, que debutó en el profesionalismo de la mano de Toshack, en el Besiktas, con 17 años y cuya marcha de San Sebastián se rumoreó con insistencia este verano.

Nihat se aferró entonces a la amistad de Tayfun, el otro turco de la Real, y pidió explícitamente la oportunidad de demostrar que, además de ser rápido, sabe conducir la pelota. Hasta entonces, Nihat parecía superado por la presión, hiperactivo y fallón. El técnico francés Raynald Denoueix le tomó la palabra y ahora empieza a demostrar que no es otro extranjero de ida y vuelta.

El mérito de Nihat tiene poco que ver con los tres goles que acumula. La Real ha descubierto un filón en la increíble velocidad del turco. Asociado a Nihat, Kovacevic ha despejado las dudas que generó su regreso, el invierno pasado. El yugoslavo suma cinco goles y vuelve a recordar al jugador que triunfó en San Sebastián para fichar por el Juventus. Karpin, otro jugador de vuelta, todavía está en ello, como Schürrer, junto a Denoueix la única cara realmente nueva en el equipo.

Al técnico francés sólo se le conocen dos aportaciones demostrables: la mejora física del grupo (trabajada a conciencia en la pretemporada) y la libertad que concede a sus jugadores. 'El esquema es sólo una referencia supeditada a la inteligencia de los jugadores', dice el francés. Así en la Real se aprecia una paradoja: casi recibe tantos goles como marca (13 contra ocho). O peor: para ganar tiene que acertar una media de tres veces por encuentro. La zaga es más fiable que hace un año, pero ahora es víctima de la alegría ofensiva del equipo. Denoueix anuncia más trabajo para limar esta carencia, pero teme perder llegada. Busca la perfección táctica mientras el aficionado, que asiste asombrado a la marcha del equipo, cree haber alcanzado un imposible y pide que todo siga igual.