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Crónica:FÚTBOL | Tercera jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un espectáculo de generosidad

La Real Sociedad y el Betis se entregan en una demostración de clase y acierto

Cuesto mucho contemplar a la Real Sociedad como uno de los equipos inspirados del campeonato, pero, de momento, es el único conjunto -a falta de la resolución del Betis-Madrid- capaz de contener y dar la réplica al Betis, que se encontró en Anoeta con un calco de sí mismo. El resultado, cómo no, fue un partido vibrante, con clase y arrojo casi suicida.

La Real y el Betis se divierten jugando al fútbol, lo que les convierte en dos conjuntos valientes, ajenos a la especulación y terriblemente ofensivos. Por eso están de moda, cada cual con sus argumentos diferenciadores: Joaquín y sus momentos geniales, Assunçao y sus lanzamientos de falta; la velocidad de Nihat y la visión del juego que posee Karpin.

REAL SOCIEDAD 3| BETIS 3

Real Sociedad: Westerveld; Rekarte, Jauregi, Schürrer, Aranzabal; Xabi Alonso (De Pedro, m. 75), Aranburu; Karpin, Gabilondo (Llorente, m. 75); Nihat, Kovacevic (Tayfun, m. 85). Betis: Prats; Varela, Juanito, Rivas, Luis Fernández; Assunçao, Arzu; Joaquín (Fernando, M. 54), Capi, Denilson (Mingo, m. 62); Alfonso. Goles: 0-1. M. 14. Alfonso cabecea un saque de portería y Capi eleva ante Westerveld. 0-2. M. 25. Joaquín recoge un pase largo de Assunçao y cruza al área al primer toque para que Capi remate a gol. 1-2. M. 29. Rivas remata en propia puerta un centro de Xabi Alonso. 2-2. M. 55. Kovacevic remata de cabeza un centro de Rekarte. 2-3. M. 60. Alfonso bate de tiro raso a Westerveld. 3-3. M. 79. Kovacecic cabecea un gran centro de De Pedro servido desde la izquierda. Árbitro: Undiano. Mostró tarjetas amarillas a Capi y Alfonso. Unos 25.000 espectadores en Anoeta.

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Su vocación ofensiva resultó un atajo lógico hacia un partido espectacular que despreció lo defensivo: tocaba protegerse a la vuelta precipitada de un contraataque. Pero porque no quedaba más remedio. Así, unos y otros encontraron rápidamente la manera de hacerse daño, respaldados por una facilidad pasmosa para elaborar en un visto y no visto fulgurantes jugadas de ataque. Al cuarto de hora de partido, la Real se había fabricado tres ocasiones claras y el Betis un gol en una jugada que no lo fue realmente. Prats sacó en largo, la peinó Alfonso y Capi le hizo un globo a Westerveld. Mucho más elegante, el segundo gol bético confirmó la clase de Joaquín, capaz de cazar un centro alejadísimo para poner un balón de gol en el pie de Capi.

Todo se sucedía rápido, muy rápido en Anoeta. Sobre todo, del lado donsotiarra, que vuela sobre el césped lo mismo si gana que si tiene que remontar dos goles. La velocidad de este equipo parece un asunto de contagio, un gesto reflejo transmitido por Nihat, el delantero feliz y escurridizo de la Real. El turco es todo pelea y desmarque. También centro. Y una bendición para Kovacevic, que ha dado con el compañero ideal de viaje.

Muy mejorado, Kovacevic se dio de bofetadas con todo el que salió al paso de su empeño por marcar. Testigo del gol en propia puerta del Betis, el yugoslavo acertó a empatar en un error de marcaje.

Equilibrado en el balance ofensivo, el choque acabó decidiéndose en la defensa, donde la Real fue un poco más endeble. Sin embargo, siempre llevó el paso en el ataque, con una elaboración vertiginosa del juego y una facilidad desarmante para propiciar los desmarques de Nihat y Kovacecic.

La claridad de ideas de los donostiarras, su elaboración eléctrica del ataque se intensificó en la segunda mitad, y más cuando el Betis marcó su tercer tanto. Los andaluces tiraban de inteligencia y pases largos y contaban con la benevolencia defensiva de la Real, sin duda la línea más lenta del equipo.

Siempre a remolque en el marcador, la Real no hizo caso de nada que no fuese bajar la cabeza y empujar, todo fe y buen gusto. Alternó el toque en corto con balonazos certeros y directos a las carreras de Nihat y Kovacevic. La defensa bética sufría, pero resistía y lanzaba el juego de su equipo, que se resistía a bajar el ritmo.

Justamente cuando la Real dio los primeros síntomas de agotamiento, Denoueix, su técnico, colocó aire fresco sobre el césped. Y, sobre todo, la zurda de De Pedro, el toque de precisión que reclamaba una agotada Real. El internacional se sacó un centro impecable, a la medida del salto de Kovacevic, de nuevo más listo que la defensa rival.

Su gol fue pura justicia y zanjó un encuentro de pelea igualada, acierto y rentabilidad bética e imaginación con clase del conjunto donostiarra, que llegó a soñar con su tercera victoria seguida cuando Llorente estrelló un remate en el larguero en el último minuto de la cita. En su caso, eso no ocurre desde hace 21 años, cuando la Real conquistó su segunda Liga con Alberto Hormaetxea en el banquillo.

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