Humedales, riqueza y biodiversidad
Tras la culminación del proceso de información pública, el Consell ha aprobado el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana. Ha sido necesario un amplio proceso de diálogo y concertación, no exento de dificultades, con todos los agentes sociales implicados, pero creemos que este esfuerzo ha merecido la pena. La Comunidad Valenciana es poseedora de un documento innovador, pionero en Europa por su tratamiento metodológico, y sujeto en todo momento a la más estricta racionalidad técnica y científica.
Con este Catálogo, ampliamente avalado en foros internacionales, la Comunidad Valenciana se presentará en la próxima cumbre mundial sobre humedales (Convención Ramsar), que se celebrará en noviembre en la ciudad de Valencia, en una posición de claro liderazgo en este campo, como consecuencia de unas políticas activas y avanzadas que ya son un referente para otros territorios.
En conjunto son 48 zonas con unas 45.000 hectáreas, que han supuesto un gran aumento, tanto en número como en superficie, respecto a proyectos anteriores, como el Inventario de Humedales presentado a las Cortes por el Partido Socialista o la propuesta de Catálogo de la anterior legislatura. Las zonas húmedas recogidas en el documento constituyen el sistema de humedales más completo de las regiones mediterráneas europeas, tanto por su densidad como por su distribución estratégica en el territorio. Por citar algunas comparaciones, este Catálogo protege el doble de hectáreas por unidad de superficie que Andalucía o el triple que Cataluña.
Pero la principal aportación del Catálogo es, sin duda, la consideración de las múltiples funciones ambientales, económicas y sociales de los humedales. Este reconocimiento ha sido uno de las aportaciones de la reciente cumbre sobre el desarrollo sostenible celebrada en Johannesburgo. Así, en el punto cuarto del Plan de Acción, firmado por los más de 190 países asistentes, se reconoce de forma explícita la importancia y la contribución de los humedales a la consecución de los objetivos de calidad de vida y de progreso económico para la humanidad.
Con la aprobación de este documento, se va a preservar, en primer lugar, uno de nuestros principales ecosistemas. Hay que tener en cuenta que 26 de estas zonas ya están incluidas en la Red Natura 2000 de la Comunidad Valenciana, que la mitad de las especies consideradas como raras, endémicas y amenazadas se encuentran en estos humedales y que el 65% de los hábitats de zonas húmedas prioritarios para la Directiva de Hábitats están representados en el Catálogo.
También, y como consecuencia directa de este proceso se protegen más de 47 kilómetros de frente litoral libres de edificación y de un extraordinario valor ambiental. Esta protección, al margen de reducir la urbanización de la costa, contribuirá de manera notoria a aumentar tanto la calidad del territorio como de la oferta turística y residencial, lo que en definitiva se traducirá en un aumento de la calidad de vida de los valencianos. No hay que olvidar que somos casi tres millones los que vivimos a menos de 10 kilómetros de un humedal y que esta convivencia, tanto histórica como presente, es uno de nuestros principales acervos culturales e identitarios.
Todos los terrenos incluidos en el Catálogo no podrán ser urbanizados y deberán incorporarse a los planes municipales como suelo no urbanizable de especial protección. Así, se pone fin a unas supuestas 'amenazas urbanizadoras' que se han esgrimido continuamente, por parte de la oposición, en zonas como Agua Amarga, Massamagrell, Peñíscola, etcétera. Más de 500 hectáreas situadas en municipios de las tres provincias de la Comunidad tendrán que cambiar su clasificación.
Pero este documento es una propuesta de futuro y como tal quiere contribuir a cambiar la percepción social que todavía se tiene sobre estos espacios. Hay que superar la pura visión naturalística y considerar esas otras funciones que, al no tener un valor de mercado, han sido infravaloradas cuando no ignoradas.
Por ejemplo, en materia de minoración de daños por inundación, se puede estimar que el conjunto de los humedales del Catálogo puede almacenar un volumen de 300 hectómetros cúbicos, es decir el equivalente a un a avenida extraordinaria del Júcar superior a 4.500 metros cúbicos por segundo. ¿Cuánto costarían unas infraestructuras de defensa para mitigar una inundación con estas características?. ¿Qué impacto ambiental producido por estas obras habría que asumir? Ejemplos parecidos se podrían citar en temas como contención de la intrusión marina, la minoración de la erosión costera, los efectos climáticos favorables, la absorción de gases de efecto invernadero o el propio valor de no uso de la biodiversidad.
También se podrían citar los valores paisajísticos, científicos y etnológicos que, unidos a aquellos que sí tienen valor de mercado como la explotación agrícola, pesquera, cinegética, minera, recreativa o de los recursos hídricos que se generan en el humedal, constituyen un conjunto indisoluble de bienes y servicios, en cuya identificación y evaluación se ha basado la metodología del documento que el Consell ha aprobado recientemente.
En este contexto, los nuevos sistemas de evaluación de los recursos naturales hacen especial hincapié en los valores o efectos externos positivos que no se traducen en un precio de mercado. En el caso de los humedales, la propia Convención de Ramsar propone unos criterios y métodos que pueden aplicarse, aunque con la necesaria cautela, a la Comunidad Valenciana. Así, se puede estimar que el conjunto de los húmedales valencianos funcionando bajo unas condiciones ambientales óptimas puede generar una renta anual equivalente al 1% del PIB regional valenciano, y garantizar el mantenimiento de más de 10.000 empleos.
Es evidente que una parte muy importante de estos rendimientos procede de la actividad agrícola. De esta forma, una de las premisas básicas para la gestión sostenible de las zonas húmedas es la necesaria compatibilización del perfecto estado de los valores medioambientales con esta actividad, la cual, en la mayoría de los casos, ha contribuido muy positivamente a la supervivencia de estos espacios.
Conscientes de todas estas realidades, vamos a invertir, de forma inminente, más de 50 millones de euros en la conservación y uso racional de las zonas húmedas de la Comunidad Valenciana, fruto de un Convenio con el Ministerio de Medio Ambiente pionero en el conjunto del Estado. Y lo vamos a hacer atendiendo en cada caso a las funciones y valores que cada zona posee, y que el propio Catálogo de Zonas Húmedas recoge en su memoria justificativa.
En definitiva, invertir en los humedales de la Comunidad Valenciana es apostar por la defensa de uno de nuestros mejores activos medioambientales, pero es, por encima de todo, apostar por el progreso y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Fernando Modrego es consejero de Medio Ambiente.
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