Amores perros

El pasado 17 de agosto, nuestro perro Marrón de 15 años cayó por un agujero que comunica directamente un parque a orillas del Manzanares con la M-30 a la altura del puente de Segovia. Milagrosamente, no fue atropellado porque una chica paró su coche y se jugó la vida para salvar al perro, llevándoselo después a su casa creyendo que estaba perdido.

En los días posteriores intentamos localizar a esta persona: carteles, anuncios en su periódico, llamadas a albergues, veterinarios y perreras. Finalmente, un programa de televisión colaboró con nosotros y así Nuria, la chica que salvó a Marrón, supo de nuestra existencia.

El 28 de agosto, un día después de la emisión del programa, Nuria nos comunicó que antes de que un familiar le contara que habían aparecido los dueños de Marrón, el servicio de recogida de animales de la perrera municipal de Madrid, conocida por Cantoblanco, después de ser avisado tres días antes, se había llevado al perro. Marrón salió de casa de Nuria a las 9.30 de la mañana. Las personas encargadas de la recogida y transporte de los animales no consideraron la avanzada edad de Marrón y le manipularon bruscamente, según testimonio de Nuria.

A las 10.30 nos pusimos en contacto con la perrera para avisar de que llevaban para allá a mi perro e íbamos a ir a por él inmediatamente. La perrera no dio aviso al vehículo ni tampoco dijo nada cuando el camión llegó. Eso sí, se esforzó en ponernos todo tipo de trabas para poder llevarnos ese mismo día a Marrón. De todas formas, nos dirigimos allí sobre las 12 del mediodía. Cuando llegamos, Marrón acababa de ser sacrificado.

Marrón vivió 15 años en el albergue-protectora AMAI de Alcorcón. Hace unos meses lo sacamos de allí y le dimos el que iba a ser su último hogar, pero debido a la ineptitud, desidia, mala fe y a un imperdonable fallo de protocolo y coordinación de la perrera municipal de Madrid, Marrón ha sido eliminado sin causa justificada.

Nosotros nos dedicamos a educar a las personas para hacerlas más libres y responsables. Hemos de aprender dos lecciones de este suceso: 1. Que los madrileños podemos prescindir de pantallas de TV en el metro mientras haya miseria y violencia en las calles, listas de espera en los hospitales y animales sacrificados injustamente por problemas de espacio físico y de cantidad y calidad de recursos humanos. Y 2. Con un poco de voluntad, solidaridad e interés aplicados en el día a día, podremos evitar mucho dolor innecesario.-