La Fiesta del PCE y Los Tigres del Norte agitan la semana posvacacional

La modorra del verano, con sus canciones insulsas y repetitivas que intentan hacer creer que el corazón latino sólo piensa en traseros, caderas y toreros, se agita esta semana con la presencia de los mexicanos Los Tigres del Norte y con la tradicional fiesta que el PCE celebra en la Casa de Campo. En el encuentro comunista actuarán rockeros como Rosendo, Jarabe de Palo o Los Suaves y cantautores de la talla de Ismael Serrano y Álex Ubago.

Los corridos del grupo mexicano son bocados de realidad alejados de la autocomplacencia

La vida en la frontera. Los espaldas mojadas, es decir, los proscritos mexicanos que cruzan el río Grande anhelando el sueño americano, los traficantes de marihuana y cocaína, los maridos despechados, los hombres machistas, los celos, el comercio de sexo, el tráfico de mano de obra barata, los sobornos a las autoridades..., todas las historias que se tejen en torno a la convulsiva vida en la frontera entre México y EE UU están contadas en los intensos corridos de Los Tigres del Norte. La suya en la sala Riviera es una de las atracciones de esta semana, y sirve para agitar el cotarro en un verano especialmente insulso en contenido de canciones y donde imperan a sus anchas los cantantes de corte latino. Su doble disco ha convertido a Los Tigres del Norte en un verdadero fenómeno alternativo al pensamiento único que se cernía sobre la música. Corridos que son bocados de realidad y que se alejan de la autocomplacencia y ese mundo feliz que sólo existe en las canciones del verano.

La insurgencia se da también en la Fiesta del PCE, donde cantautores, rockeros y otros incorregibles abundan en la idea de que hay que plantar cara a los fenómenos de la moda. El veterano Rosendo, que siempre dijo estar 'loco por incordiar', pone el rock de barrio con Los Suaves. Un recién llegado, Álex Ubago, va a compartir escenario con Ismael Serrano. A Ubago no le cuesta confesar que de adolescente se acercó a un recital de Serrano en San Sebastián para pedirle un autógrafo, la única vez que lo ha hecho en su vida. La fiesta roja les une y ambos reivindican la palabra como eje de una canción: Ubago, desde el amor doliente; Serrano, desde el compromiso y la afrenta social. En un alarde de hiperactividad, Moncho Alpuente Experience actúa el mismo día en los dos escenarios principales de la fiesta, que se completa con Jarabe de Palo y su rock latino, un homenaje de jóvenes cantautores a la figura de Víctor Jara, y el desternille de José María Alfaya y su Taller de Reinsertables.

Humor y paranoias. La inteligencia no está reñida con el humor y por ahí atacan el Gran Wyoming, con su inseparable Reverendo, y el surrealista dúo Faemino y Cansado. La canción de autor tiene esta semana en el bilbaíno Tontxu y los cubanos Raúl Torres y Pepe del Valle unos dignos representantes, y una esperanza en Juan Benito.

La obsesión de Carlo Coupé por los años sesenta y setenta se manifiesta en Mis balas llevan tu nombre, un elegante disco que pasea hace tiempo por Madrid y que le toca ahora mostrarlo en Siroco, donde, por cierto, concluye esta semana su Operación Bikini, con la que ha animado los fines de semana de agosto. Paco Clavel, mentor de la jugada, pone la despedida. Otro iconoclasta, el argentino Andy Chango, va a presentar su nuevo disco, que saldrá en octubre y del que ya se conoce una canción, Salam Alecum, imposible de componer antes del 11-S del año pasado. No menos raritos resultan La Fundación Tony Manero, aquellos que se hicieron célebres gracias a la canción que incluyeron en un italianizante anuncio de coches. Les trae por aquí Sweet Movimiento, su nuevo disco.

En las fiestas de la periferia sigue la tónica de todo el verano: dosificar artistas consagrados con los superfamosos concursantes de Operación Triunfo. Rosa, en Arganda, y Bustamante y Verónica, en Ciempozuelos, se alternan con la veteranía de Loquillo, La Cabra Mecánica con La Naranja China, Amaral, Niña Pastori o La Vieja Trova Santiaguera.

El rock también viene de fuera. Cuando en los noventa Seattle se puso de moda gracias, entre otros, a Nirvana -Hendrix, que también era de allí, quedó muy atrás-, cualquier grupo que viniera de esa ciudad americana era todo un acontecimiento. Le pasó a Mudhoney, uno de los grupos estrellas del Festimad 95, cuando aún no se hacía en Móstoles, que ahora viene casi de tapadillo. Sigue siendo un grupo lleno de energía, y su concierto, en Arena, puede devolvernos también a la realidad del otro rock. Hay más, como el punk garajero de Supersuckers, el hardcore de los californianos No Use For A Name o de Satanic Surfers, y la fiesta con Silesia y Radio Zoo con la que Gruta 77 celebra el pánico del Viernes 13.

Además, el house de Erick Morillo animará el domingo desde las diez de la mañana la discoteca Macumba, llamada Space Of Sound cuando ejerce de after hours diurno.