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Los grupos Yllana, Esteve y Ponce y Wonderbrass triunfan en la Fira del Teatre de Tàrrega

Pese a la vorágine de los estrenos, entre los que destacaron, el viernes, los de los grupos Yllana -con Spingo-, Esteve y Ponce -con Mala leche- y Wonderbrass -con Divertinaje-, Tàrrega también encuentra tiempo y espacio para dedicarlos al recuerdo. Así es como en la mañana de de ayer se vivió el chupinazo con explosión de confeti y las bombas de humo con los que Comediants inauguraron la plaza que lleva su nombre. Un acto festivo que ha servido para dejar constancia en la piedra de la paternidad de este festival único en que ha acabado convirtiéndose la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega.

Hubo fiesta, entendida, claro, a la manera de Comediants. Bailó el rey con el cetro cornudo y bailaron la monja, el ujier, la enfermera, el juez y los pajes, mientras dos legionarios romanos, narizón y pilum en ristre, flanqueaban a las autoridades. Hubo petardos, zambombazos y colorines, y el discurso de Joan Font fue vitalista, pensando siempre en el futuro. Con ellos los actos protocolarios son siempre divertidos. Al final, dos grandes globos blancos elevaron por los aires los deseos del Ayuntamiento y del histórico grupo fundador de la Fira.

Por otra parte, y a lo largo del viernes, fueron cayendo los aciertos que hacen de Tàrrega lo que es. Empezando, ya a las cinco de la tarde, con Spingo, del grupo madrileño Yllana, un delicioso espectáculo de mimo que tiene como uno de sus ejes temáticos el de la seducción y el amor. Seducción en la discoteca, por ejemplo, donde los seis actores de ambos sexos (algo por cierto infrecuente en el mundo del mimo) muestran las formas de la seducción moderna, aunque la intervención de Cupido siga siendo necesaria. O el amor virginal contrapuesto a las prácticas extremas del sexo salvaje. Es un espectáculo ágil, imaginativo, divertido y, sin duda, actual en el que la danza se combina con el humor y el gesto. Una estética de batacazos y caricaturas no ajena al cómic.

Esteve y Ponce, por su parte, presentaron Mala leche, un espectáculo que sigue en la línea del humor inclasificable de este par de espléndidos creadores. El suyo es un humor entre surreal y absurdo, entre gestual y coreográfico, presentado con una mirada plástica netamente contemporánea, con un toque de minimalismo colorista, es decir, una constante contradicción. Hacía años que Esteve y Ponce no visitaban Cataluña, y ésta sería una ocasión excelente para cerrar este paréntesis. En todo caso, su humor es de una originalidad radical, de una inteligencia infrecuente, y merecería que tuvieran abiertas las puertas de nuestros teatros.

Más aciertos. Wonderbrass y su Divertinaje. En esta ocasión no se trata tanto de teatro como de música. Wonderbrass es un conjunto musical que tanto acude a las fuentes musicales de los Teleñecos como al jazz negro con el sello de la década de 1920 o a la música propia. Lo divertido es que sabe teatralizar esta música, intercalando monólogos cómicos, chistes, mimo y una marcha constante a lo largo de todo su espectáculo.

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