La 'lógica' municipal

El 5 de febrero de 2001, mis padres, que entonces tenían 79 y 76 años, sufrieron un grave accidente mientras tomaban el sol en la calle de Sant Adrià, debido a la caída de un camión-grúa que trabajaba para el Ayuntamiento de Barcelona instalando un colector. Hoy, un año y medio después, siento la necesidad de felicitar a todas las personas que integran nuestro Ayuntamiento porque poniendo en práctica la lógica de una multinacional han conseguido eludir sus responsabilidades y siguen dando largas a cualquier compensación o ayuda a unas personas que malviven penosamente sus últimos días gracias al citado accidente y a sus múltiples secuelas.

Probablemente, tanto yo como muchas de las personas que puedan leer esta carta, estemos equivocados y sea cierto que una entidad como el Ayuntamiento no debe mostrar la menor humanidad con sus conciudadanos, sino aplicar la más elemental lógica empresarial en la que tengan prioridad sus intereses como corporación. Sigan ustedes ignorando la reclamación administrativa en curso. Es probable que mis padres no existan cuando ustedes se dignen dar señales de vida.