_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vértigo

En el momento más inoportuno, España sufrió vértigo. Este equipo nos había acostumbrado a manejar con gran tranquilidad de espíritu las situaciones más exigentes. Habíamos visto a sus jugadores transitar sobre el alambre como expertos funambulistas, conviviendo con el riesgo y convirtiendo la extrema tensión en territorio amigo. Siempre confiábamos en que, en el instante cumbre, Gasol y compañía no iban a fallar, pero nada de esto se cumplió en el decisivo cruce de los cuartos de final.

Por primera vez, España pareció superada desde el primer minuto por la importancia del encuentro. Se le vio siempre rígida, con ese rictus inconfundible de los nervios que provocan las grandes ocasiones. No tuvo pujanza en su juego ni ánimo bien enfocado en su espíritu. Eran demasiadas las pistas que hacían sospechar del mal de altura. Un comienzo dubitativo; el punto de desesperación que mostró en la defensa, en la que parecía que nos jugábamos la vida cada dos minutos, y, sobre todo, la faceta ofensiva, razón fundamental de lo ocurrido.

España jugó siempre encogida, sin ritmo ni capacidad para la sorpresa, sin correr la pista y siendo tan previsible en el ataque estático que una defensa como la alemana, nada del otro jueves, le llevó cerca del colapso total. Se abusó un día más de los triples, se dio un pase de más en muchos ataques, a Gasol le rodearon por los cuatro costados y sólo Navarro, con bastante poco acierto, lo intentó de todas las formas posibles.

Pero si hay un lugar en el que se aprecia en toda su magnitud el mal de altura, el vértigo y el temor, es en la línea de personal. En la soledad del tiro libre, España naufragó, transmitió todas sus inseguridades y puso un pie y medio en la tumba del quinto al octavo lugar.

El turno de Bryant y otros

Todo ello, en el día en que Estados Unidos, tambien víctima probable del vértigo causado por su primera derrota, bajó de nuevo a los infiernos, esta vez sin posibilidad de redención. George Karl ha declarado que quizá este batacazo salve a la NBA de la peligrosa dinámica en la que está metida, con un deterioro del juego y sus conceptos preocupante. Ya no les queda siquiera la excusa de un mal día.

Hay que alegrarse por un doble motivo. Uno, porque les debe hacer reflexionar y bajarse del pedestal. Otro, porque dentro de dos años, en los Juegos Olímpicos de Atenas, los Kobe Bryant, Shaquille O'Neal y demás tendrán el deber nacional de ponerse al servicio de una revancha que les devuelva parte del orgullo destruido por dos equipos que han demostrado que en el baloncesto no sólo priman los poderes físicos, sino que aún hay espacio para otras cuestiones, como los fundamentos, la inteligencia y una correcta lectura del juego. Unos aspectos que los jugadores de la NBA han ido olvidando.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_