_
_
_
_

El hombre que ha declarado la 'yihad' al Gobierno afgano

Ángeles Espinosa

Gulbuddin Hekmatyar ha negado esta semana su relación con Al Qaeda o los talibanes, una acusación que partió no de sus muchos rivales políticos sino del jefe de la ISAF, el general turco Hilmi Akin Zorlu. Aún así, en una entrevista con un periódico paquistaní, reitera su llamada a la yihad contra el Gobierno de Hamid Karzai. A sus 55 años, Hekmatyar, pastún, islamista desde su juventud, señor de la guerra y ex primer ministro afgano, tiene un historial digno de que se le tenga en cuenta. Desde el principio se opuso a los acuerdos de Bonn del pasado diciembre.

El ingeniero Gulbuddin, como sus seguidores se refieren respetuosamente a él, nunca acabó sus estudios de ingeniería en la Universidad de Kabul. Tampoco su facción de Hezb-i-Islami, era el más representativo de los siete grupos de la resistencia a los soviéticos que hallaron refugio en Peshawar. No importó. El astuto Hekmatyar logró el mayor apoyo de los servicios secretos paquistaníes y de la CIA. Así que era difícil saber cuántos de sus comandantes le apoyaban por su fervor religioso y cuántos por el dinero y las armas de que disponía.

Más información
El presidente de Afganistán se salva de un atentado en Kandahar
Karzai acusa a los talibanes del atentado del que salió ileso

De lo que sí hay pruebas es de su ambición sin límites y de sus cambios de socios al margen de la ideología. Decidido a convertirse en líder de una república islámica afgana gobernada por la sharia, se alió sucesivamente con un general comunista para dar un golpe de Estado contra Najibullah (agosto 1989), con el general Dostum frente a Burhanuddin Rabbani y Ahmed Shah Masud (entre 1992 y 1994), y con Rabbani frente a los talibanes (en 1996), lo que le permitió ser primer ministro en dos ocasiones. De ahí que Edward Girardet, en su Guía de Afganistán, le califique de 'oportunista con pocos escrúpulos'.

La mayoría de los afganos estarían de acuerdo. Fueron sus tropas las que, en la primavera de 1992, bombardearon indiscriminadamente Kabul dejando las enormes cicatrices que la capital exhibe hasta hoy. Se le acusa de haber matado a más civiles afganos que los soviéticos. Con la llegada de los talibanes, se refugió en Irán hasta su regreso el pasado febrero. Vive en la clandestinidad desde que Karzai ordenara detenerle.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_