Dos hombres fallecen por disparos en 10 horas en un barrio marginal de Sevilla
La policía atribuye los tiroteos a una pelea y a un ajuste de cuentas
Dos tiroteos ocurridos en Sevilla en la jornada del sábado agravaron ayer la sensación de inseguridad ciudadana que se vive en la capital andaluza. Apenas 20 días después de la muerte de un joven atracador en un tiroteo con la Guardia Civil, que provocó varias noches de altercados vecinales en el barrio de Amate, otras dos muertes por arma de fuego agitaron el fin de semana la vida cotidiana de Torreblanca la Nueva, una de las barriadas más deprimidas y problemáticas de la ciudad.
El sábado por la mañana fue hallado muerto en su domicilio de la calle del Platanero, con un disparo en el cráneo, Miguel Ángel E. P., de 30 años. El fallecido tenía numerosos antecedentes policiales por robo y tráfico de drogas. Su historial delictivo y el hecho de que en la vivienda no se hallaran armas llevan a la Brigada de Homicidios, al cargo del caso, a descartar el suicidio y decantarse por la hipótesis del ajuste de cuentas entre delincuentes.
Sucesos sin relación
Esa misma noche, F. R. R., de 40 años, falleció por un balazo recibido en el hemitórax izquierdo en un tiroteo que, según fuentes policiales, dio fin a una violenta reyerta familiar en la calle Abedul. Un hermano del fallecido, M. R. R., de 36 años, también fue herido, aunque en la región inguinal izquierda.
Su vida no corre peligro. La policía descarta, en principio, que exista relación entre ambos hechos, pese a la cercanía de los lugares donde se produjeron, distantes apenas unas decenas de metros.
Las dos muertes son reflejo de la situación de ingobernabilidad que vive la zona, en la que las organizaciones vecinales reclaman desde hace años mayor presencia policial y mejores atenciones y equipamientos sociales, educativos y deportivos. Una situación que genera gran tensión entre la población que la habita, que este fin de semana, tras los sucesos, ha volcado su frustración contra los informadores que se acercaron al lugar de los hechos.
Fotógrafos y cámaras de televisión fueron amenazados de muerte repetidamente por los vecinos y tuvieron que recibir escolta policial para poder hacer su trabajo.
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