El Valladolid da un disgusto al Racing en su retorno a Primera
El equipo de Moré aprovechó al máximo sus posibilidades
El inesperado desenlace con derrota en el último minuto del partido desmoralizó aún más al Racing que no mereció más allá del empate. El disgusto se sumó así a la crisis económica.
Dos modestos, cántabros y castellanos rompieron las hostilidades de la otra liga de los ases, la de los predestinados a combatir sólo por evitar la caída.
El gol a última hora de Aganzo sólo demostró que el balompié defensivo también, a veces, tiene premio. Ninguno mereció la victoria, pero menos el Valladolid. Moré, su entrenador, sorprendió rompiendo los ensayos de pretemporada con tres centrales y opuso al Racing casi el mismo esquema que dibujaba el novato técnico local, Manuel Preciado.
Racing y Valladolid trataron de imitar, desde su penuria económica, con jóvenes debutantes y sin apenas fichajes de relumbrón, lo que es fútbol de Primera. Fue una extraña imitación de lo que es desarrollar en la pizarra un 4-2-3-1. El cuadro vallisoletano sólo se diferenciaba del santanderino en la posición de los pivotes. Preciado puso a la par a Ismael y Nafti y Moré prefirió dejar a Peña retrasado y Colsa en posiciones más avanzadas.
RACING 0| VALLADOLID 1
Racing: Lemmens; Pineda, Mora, Juanma, Sietes; Ismael, Nafti; Morán (Pablo Sierra, m. 83), Benayoun (Javi Guerrero, m. 78), Txiki (Regueiro, m. 70); y Bodipo. Real Valladolid: Bizzarri; Torres Gómez, Gaspar, Caminero (Jonathan, m. 63), Marcos (Ricchetti, m. 46); Peña, Colsa; Fernando Sales, Sousa, Chema (Óscar, m. 68) y Aganzo. Goles: 0-1 M. 90. Sietes pierde un balón al borde del área, Sousa lanza un potente disparo, Lemmens rechaza mal, deja el balón suelto y Aganzo marca sin problemas el que fue el único gol del partido y el primero de la Liga 2002-2003. Árbitro: Tellez. Amonestó con tarjeta amarilla a Ismael, Nafti, Chema y Aganzo. Unos 14.800 espectadores en el Sardinero.
Todo ello se tradujo en una primera parte de inútil velocidad. Prisas que no conducían a ningún lado. Presión sin más intención que la de destruir y se acabó. Como consecuencia hubo ritmo sin ocasiones ni goles. Nadie rompía el equilibrio, el juego de igual a igual. Sólo en las dos alas derechas Morán y Fernando Sales hacían algo de daño. El Valladolid se defendió con seguridad y el Racing sólo inquietaba de forma aislada.
La similitud en los esquemas se rompió en la segunda parte, pero desordenadamente. Todo vino de las botas del israelí Benayoun. Suyos fueron dos pases de gol a Bodipo y Txiki y la gran ocasión de la estrella de Beer-Sheva que anuló la salida de Bizzarri. Hasta el final no hubo más...salvo el fatídico gol. Sólo acoso racinguista y en la lejanía quedaban los diez o quince minutos brillantes de Benayoun.
Abierto el partido el Valladolid recompuso líneas, pero para cerrarse aún más. Cinco defensas en línea, con la inclusión del boliviano Peña. Sólo la oportunidad para los canteranos Jonathan y Oscar habla de valentía para un Moré que sabe que no tiene mucho más de donde sacar.
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