_
_
_
_
_
Crónica:FERIA DE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Temple, imaginación y sana alegría

Al quinto día resucitó la plaza, queremos decir el público, y llenó por primera vez los tendidos, que asistieron con gozo y bondad, a una corrida de excelente juego para los toreros, que le dieron fiesta, temple, imaginación, su aquel de sana alegría. El espectáculo lo dejaron servido y compuesto, bien adornado.

Se concedieron orejas sin remordimientos, eso sí, y hubo un amago de indulto, que es la moda, aunque parece más una manía persecutoria. Tranquilidad público, aficionados todos. Después el astro rey dio calor, y la gente de buena voluntad se fue con paz en el alma, pues desea, ante todo, ser premiada con el arte del toreo, ese que a ráfagas sopló sobre el albero de San Sebastián de los Reyes.

Del Río / Caballero, De Mora, El Juli

Toros de Victoriano del Río, desigualmente presentados, muy cómodos, nobles y que dieron buen juego; al 4º se le dio la vuelta al ruedo. Manuel Caballero: estocada tendida (oreja); -aviso- estocada caída y trasera (dos orejas). Eugenio de Mora: estocada caída y atravesada (oreja); dos pinchazos, estocada tendida, tres descabellos -aviso- y se echa el toro(ovación). El Juli: estocada (dos orejas); dos pinchazos, casi entera -aviso- y se echa el toro (palmas). Manuel Caballero y El Juli salieron a hombros. Plaza de San Sebastián de los Reyes, 30 de agosto. 5ª de feria. Lleno.

Manuel Caballero digamos que en su primero fue pura pulcritud, no molestó al toro y lo pasó de muleta con suaves muletazos, despegado y sereno. Sin embargo, en el cuarto, Caballero llegó a recrear y matizar el temple hasta tocar con la punta de los dedos el cielo azul del buen toreo. Los tendidos le aclamaron en una faena que fue a más, en series cada vez mejor abrochadas, al natural y en redondo sobre el pitón derecho. Los remates de las series llegaron a ser filigrana en rama.

El Juli puso entusiasmo de su parte, variedad con el capote, sentido de las distancia en el tercio de banderillas, que parece ir mejorando. Estuvo valiente, hecho un jabato con la espada en su primero, así como más centrado en el quinto, que terminó pinchando.

Eugenio de Mora en su primero, valiente y de temple aleatorio, esculpió algún pase de pecho perfecto. Y se dio de bruces con un quinto, tan inválido como bondadoso. Que no le dejó abrir esa puerta grande...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_