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Entrevista:DAVID SERRANO | Guionista de 'El otro lado de la cama' | NUEVOS TALENTOS

'LOS DEL ATLETI HACEMOS PELÍCULAS ASÍ, DE PERDEDORES'

¿Podría contar su historia en 20 líneas?

Respuesta. Y en menos. No terminé Publicidad, no saqué el carné de conducir, no estudié en ninguna escuela de cine. Cuando mi vida iba inexorablemente hacia el desastre absoluto, escribí un guión que me compraron.

P. ¿Y antes no fue niño?

R. Tuve una infancia normal, moderadamente feliz, nada traumática, pese a que viví en Albacete desde los 9 a los 13 años. No era el mejor de la clase, pero tampoco el peor; no repetía, pero no brillaba en nada. Un vulgar término medio: sacaba notables, jugaba al fútbol ni bien ni mal...

P. ¿Y cómo acabó en el cine?

R. Cuando tenía 19 años hice un corto en vídeo, Piel canela, con unos amiguetes (Alberto San Juan y Guillermo Toledo) que estaban en la escuela de teatro de Cristina Rota. Tardamos siete meses, porque el protagonista, Cote Soler, sólo tenía libres los domingos. Salió bien, nos dieron premios y lo compraron las teles. Viví del corto un par de años. Empecé a escribir guiones largos sin terminar, y me puse a escribir otro corto, pero un personaje se me puso a cantar y se me alargó hasta las 300 páginas. Lo corté, lo moví, y les interesó a dos productores, uno de ellos Tomás Cimadevilla. A los otros 18.000 les pareció una mierda. La única persona que me ayudó de toda la industria española, la única que me echó un cable en serio, fue Agustín Díaz Yanes. Todo lo demás fueron cables al cuello.

P. ¿Y luego qué pasó?

R. Tele 5 decidió producirlo con la idea de que lo dirigiera yo, pero vimos que era mejor que lo dirigiera otro. Propuse dos nombres. Martínez Lázaro dijo que sí.

P. O sea, que la idea de las canciones y los bailes era suya.

R. Emilio cambió cosas, y una de ellas fueron las canciones: yo prefería de los años sesenta, y él las eligió más modernas.

P. He oído que tuvo algo entre manos con García Sánchez.

R. Sí, un guión de un musical sobre la transición. Ahora está en un cajón, pero lo más bonito es que pude comer con él y con Rafael Azcona. Fue estupendo conocer a Azcona. Es una persona muy especial, y muy divertida.

P. Y una influencia suya.

R. Sí, entre los españoles es la más importante para mí.

P. ¿Y de fuera?

R. Me gustan los clásicos de la comedia. Wilder, Lubitsch, y Woody Allen, sobre todo.

P. ¿Y los hermanos Marx?

R. Mucho, mucho.

P. ¿Se olía el éxito de El otro lado de la cama?

R. Tenía la impresión de que iba a funcionar, aunque algunos productores hicieron informes como para cortarme las venas. Decían que el musical no tenía visos comerciales. Pero que funcionara tanto, nunca te lo planteas. He visto alguna proyección y la gente al final aplaudía. Eso no lo veía desde pequeño.

P. ¿Sólo escribe guiones?

R. Mi capacidad para la narrativa es nula. Un guión no se escribe: es imaginarte una película y saber dialogar. No tiene nada que ver con la literatura, por desgracia.

P. ¿Qué es Días de fútbol?

R. Una comedia más amarga y más divertida que El otro lado. Y más coral, incluso. Es la historia de seis amigos de barrio, de 30 años, menos guapos y triunfadores que los de la otra, aunque sean los mismos actores, cuyas vidas están estancadas desde hace mucho. De repente, todo cambia y ellos, en vez de afrontarlo, montan un equipo de fútbol y se pasan el día jugando, con bastante poco éxito. En los ensayos nos estamos riendo mucho. Hay escenas que si soy capaz de rodarlas bien en la sala no se van a oír nada por las carcajadas.

P. Bueno, Wilder decía que eso nunca se sabe.

R. Sí, nunca se sabe. ¡Igual tengo que terminar publicidad y sacarme el carné de conducir!

P. ¿Cómo lleva lo de dirigir?

R. Bien. Es cansado, porque tienes que contestar a 24 preguntas al día que no sabes lo que significan. Pero bien.

P. Creo que antes de ser famoso era fan del grupo de teatro de Alberto San Juan, Alterio, Toledo...

R. Sí. Esa es la mayor influencia de El otro lado. Animalario, la obra que escribió Alberto con alguna aportación de Juan Cavestany y que hacían con Nathalie Pozas. Alberto como escritor es un genio, esos díálogos y esa visión de la vida terrorífica y divertida a la vez... La verdad es que no paro de plagiar de Animalario, pero le cojo de protagonista y no se queja.

P. O sea que también en el cine se plagia.

R. Yo plagio mucho, pero no digo de dónde y nadie me ha pillado nunca, excepto Alberto.

P. ¿Hay un humor español?

R. Ni idea. Hay una tradición, pero no sé en qué consiste. Me gustan Fernández Flórez, Tono... Pero en el cine reciente no hay comedias buenas, salvo Belle Epoque, Familia y dos o tres más. Se cuidan poco, no se hacen con seriedad y no se arriesga nada.

P. Tampoco sus comedias son muy políticas.

R. Es que no sé si quiero dar ningún mensaje. No sé si tengo algo interesante que decir. Escribo de lo que sé: personas normales, ni ricas ni marginales, de clase media media. No puedo escribir de lo que no conozco. Por eso escribo sobre todo de hombres. Muchos, vapuleados por las mujeres.

P. Heterosexuales puros.

R. Afortunada o desgraciadamente, no soy homosexual. Pero aún soy joven y me queda mucho por aprender. Esto no lo pongas.

P. Le gusta el fútbol, entonces.

R. Sí.

P. ¿Equipo?

R. El Atleti.

P. Ah, bueno.

R. Sí, los del Atleti hacemos películas así, de perdedores.

David Serrano, en la plaza de La Elipa, donde ensaya su primera película como director, <b></b><i>Días de fútbol.</i>
David Serrano, en la plaza de La Elipa, donde ensaya su primera película como director, Días de fútbol.BERNARDO PÉREZ

AMIGOS

La cita es en el barrio de La Elipa (Madrid), donde David Serrano, madrileño de 27 años, dirige desde hace un mes los ensayos de Días de fútbol. Su primer largometraje como realizador empieza a rodarse en diez días, y con él está el bloque de amigos y actores que ha convertido El otro lado de la cama en el pelotazo de 2002 (1.200 millones de pesetas de taquilla): Alberto San Juan, Ernesto Alterio, Pilar Castro, Nathalie Pozas, María Esteve, Fernando Tejero, Roberto Álamo y Natalia Verbeke. Una generación libre y por libre para un cine (y un teatro) fresco y barato, escrito a conciencia, sin más pretensiones que humor, ritmo y diálogos. Una mezcla habilidosa y caliente de talento propio y genes de Azcona/Berlanga, Woody Allen y los hermanos Marx.

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