Savio no aguanta más y se va
El brasileño, que asegura marcharse del Madrid 'sin rencor', acepta la oferta del Girondins de Burdeos, en el que jugará cedido este cursoEl brasileño, que asegura marcharse del Madrid 'sin rencor', acepta la oferta del Girondins de Burdeos, en el que jugará cedido este curso
Savio abandona el Madrid. 'Sin rencor', dice él. Se marcha, cedido por un año -el que le queda de contrato con el club blanco- a una Liga, la francesa, y un equipo, el Girondins de Burdeos, de inferior categoría. El brasileño, de 28 años, ha olvidado su pretensión de aguantar esta temporada en el Madrid, lo que anunció en repetidas ocasiones, y ha aceptado su pase al club bordolés, una manera como otra cualquiera de decir de manera definitiva adiós a la que ha sido su casa en los últimos cinco años.
'Lo mejor ha sido la amistad de mis compañeros, los seis títulos que he conseguido [tres Ligas de Campeones, una Copa Intercontinental, una Liga y una Supercopa española] y, con mucha diferencia, el cariño de la afición', declaró en su despedida Savio, al que la grada del Bernabéu dispensó cada vez que tuvo ocasión una consideración especial.
No le ocurrió lo mismo con los técnicos del club, que no siempre encontraron el hueco donde ubicar a un jugador frágil, tímido, solitario, parco en palabras y que, sin embargo, elevó la voz alguna vez por la falta de oportunidades o, cuando las tuvo, por no poder demostrar su valía en el lugar en el que se consideraba más útil, la media punta. Para su desgracia, en ese puesto estaba Raúl. Así que se vio desterrado al pasillo izquierdo del ataque, en el que nunca se sintió a gusto.
'El Madrid es un gran equipo y no me importa que me den sólo cinco o diez minutos. Lo importante es jugar'. Así se manifestaba en sus primeros meses. Pero no tardó en cambiar de opinión. En diciembre de 2000 pidió a Jorge Valdano, ya director deportivo, que le traspasara o le cediese a otro club si no variaba su condición de suplente habitual. 'Savio es intransferible', aseguró Valdano tras reunirse con él.
Pero no había sido tan intransferible meses antes, cuando el Chelsea intentó su contratación. Al club inglés no le asustó el sueldo anual del jugador (1,2 millones), pero sí los 18 millones de euros solicitados por el Madrid, 1,8 más de los que podía ofrecer.
Su proclividad a lesionarse tampoco ayudó a Savio a luchar contra los elementos. El último periodo en el que estuvo de baja duró cinco meses. Fue en la pasada temporada, lo que sólo le permitió disputar ocho partidos de Liga. En ninguno de ellos fue titular.
Dado que el Madrid no accedió a sus deseos de ser traspasado, Savio decidió acabar su contrato en el club y abandonarlo al final de la presente temporada. Desafiante, incluso lanzó un órdago: 'Cumpliré íntegro mi compromiso y el Madrid no ganará un duro conmigo'. Pero cambió de opinión y el lunes por la noche cerró su cesión al Girondins, que se ha guardado una opción de compra que, de ejecutarse antes del 30 de junio de 2003, le vincularía al club francés por tres temporadas mientras que el Madrid percibiría 14 millones por el traspaso.
Se acaba así la relación entre el Madrid y un futbolista explosivo, rebelde con causa para ese amplio sector de la afición que durante los últimos cinco años le ha regalado los oídos cuando le veía hacer filigranas allá en la banda izquierda de Chamartín.
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