MARÍA PAGÉS CONVIERTE EL BAILE FLAMENCO EN ESPECTÁCULO GLOBAL
Afirma que la televisión es lo que da la temperatura de la popularidad de la gente, pero que eso no tiene que ver con que un artista sea bueno o malo. Lejos de los focos, la bailaora y coreógrafa sevillana vuelve a Madrid con 'Flamenco Republic'.
Hoy y mañana vuelve María Pagés a Madrid con su Flamenco Republic, en el Patio del Conde Duque y dentro de la programación de los Veranos de la Villa. Viene de hacer el Festival de Alburquerque (Nuevo México, Estados Unidos), tres semanas en Montreal (Canadá), el Festival de Nerja (Málaga)... Y, en puertas, una gira por Japón con 12 o 14 funciones en ciudades diferentes.
María Pagés, sevillana, y trianera, de 35 años, está siendo reconocida al fin como una personalidad aparte en el universo flamenco. No sólo por lo que baila, y cómo lo baila, sino también por algo tan fundamental como es la creación y la coreografía del espectáculo flamenco, una concepción global del mismo.
Por eso, la primera pregunta es inevitable: ¿Es la coreografía una asignatura pendiente en el flamenco actual? Pagés responde que la coreografía está en una situación incipiente, pero interesante. 'Porque es verdad que ha habido periodos en la historia de nuestro baile en que han destacado algunos coreógrafos, de una manera aislada. El concepto general está ahora en periodo de pruebas, hay cosas que van, que funcionan, y cosas que no, hay cosas que no valen de ninguna de las maneras'.
'El flamenco no es sólo drama, pesadumbre, tragedia; los flamencos no estamos toda la vida llorando'
Hay gente convencida aún de que el concepto de coreografía tal y como se entiende en el resto de las danzas no debería existir en el flamenco, que eso es como traicionar un poco el arte flamenco. María Pagés no está de acuerdo. Tampoco con quienes creen que coreografiar consiste en montar un baile para una persona. 'El concepto de coreografía es mucho más amplio. Entra a formar parte también lo que es el teatro: no es lo mismo bailar en un tablao de cuatro por cuatro una bailaora o un bailaor solo, a bailar en un escenario de 18 por 12 en el que hay 10 bailaores a la vez. Todo eso hay que asimilarlo, hay que estudiarlo, hay que investigar, hay que experimentar, hay que equivocarse'.
Pero debe estarse equivocando mucha gente, porque confiesa que son contadas las cosas que le han impresionado de lo que se está haciendo. ¿El Prometeo de Antonio Canales, Juana la Loca de Sara Baras...? 'Hay que pensar cuál es la intención de un espectáculo, y cuál es el objetivo de un espectáculo. En estos espectáculos a lo mejor no sería la coreografía, lo mismo era la forma de contar la historia o el personaje central de la historia; no creo que fuera el peso en estos espectáculos el de la coreografía; por lo menos no lo he percibido así'.
Es evidente que se está equivocando mucha gente, y, sin embargo, triunfan clamorosamente. ¿Por qué? 'Ése ya es otro asunto, consecuencia de cómo funciona el mercado. Triunfan porque sale más en la tele. Así de claro. El que sale más en la tele es el que más triunfa, y ya no se sabe si es por su coreografía, si es por cómo baila o si es por que ha ido a la última fiesta o cómo ha ido vestido. La tele es el medio que nos da la temperatura de la popularidad de la gente, y popular significa famoso, y famoso significa que tiene éxito, y eso no quiere decir que sea muy buen artista, o muy malo, no tiene nada que ver'.
Las tres obras capitales de María Pagés son El perro andaluz. Burlerías; La tirana y Flamenco Republic. ¿Qué diferencias hay entre ellas? 'Cada una es consecuencia de la otra. A mí lo que me gusta es intentar avanzar de alguna manera en mi concepto del baile flamenco y de la coreografía. El perro andaluz es importante porque yo ahí vi claro que tenía en mis manos una compañía como la Andaluza de Danza, que podía, o por lo menos intentaba, demostrar que el baile flamenco es más rico y tiene muchas más posibilidades de lo que hasta ese momento a lo mejor se le había dado oportunidad. El hecho de incorporar músicas que no fueran músicas flamencas, pero poder demostrar que el baile como lenguaje sigue siendo flamenco. Luego, La tirana era añadir un argumento. Y Flamenco Republic era el contrapunto a El perro andaluz, o sea, lo que a mí en ese momento me inspiraba era decir, bueno, el flamenco como baile tiene tal dimensión, que igual que el clásico lo interpretan con una música flamenca, que lo hacen, o el contemporáneo lo interpretan con una música flamenca, el baile flamenco tiene bastante peso y bastante entidad como para poderse bailar con cualquier otra música'.
'Realmente lo que hace moverse al baile en un principio es el ritmo', continúa. 'Mientras exista el ritmo todo se puede bailar, pero ritmo no sólo a nivel de compás, ritmo a nivel emocional, ritmo a nivel estético, ritmo... Y el flamenco lo tiene, el flamenco es una de las danzas más ricas, y cuanto más conozco la danza en general más me doy cuenta de ello. Flamenco Republic era ese contrapunto. Pero es que dentro del propio flamenco tenemos tantas posibilidades...'.
Por ejemplo, bailar una siguiriya con la voz de Manuel Vallejo, hay grabaciones excelentes de cante antiguo... 'Bailando como se baila ahora, podemos interpretar nuestras músicas de antes también, porque el baile ha crecido, pero ese cante está ahí intacto, y tiene tanto valor como el cante de ahora; en algunos sentidos, incluso más. Podemos bailar con ese cante, o podemos jugar y podemos reírnos también con el flamenco; el flamenco no es sólo el drama, o la pesadumbre, o la tragedia; nosotros también nos reímos, los flamencos no estamos toda la vida llorando, sufriendo o lamentándonos, eso es lo que trato de contar en Flamenco Republic'.
Por último, María Pagés se confiesa selectiva, pero no pesimista, acerca del estado actual del baile flamenco. Y esto alcanza, a su juicio, al público, 'al que hay que ir enseñando a reconocer mejor la calidad'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.