El Gobierno regional autoriza un colector de aguas bajo la Casa de Campo pese a la oposición de los ecologistas

Las obras del colector de aguas que pasará por debajo de la Casa de Campo, uno de los pulmones verdes de la capital, han sido autorizadas por el Gobierno regional tras paralizarlas el pasado año por carecer de permiso, lo que ha activado de nuevo la alerta de los ecologistas, que ya denunciaron en su momento que esta actuación dañará los restos renacentistas que existen en el parque.

El portavoz de la plataforma Salvemos la Casa de Campo, Luis Segura, afirmó que el colector proyectado por el Ayuntamiento para ampliar la conducción de aguas residuales y pluviales del río Manzanares afectará a la Galería de las Grutas, en los jardines de Felipe II, ya que el conducto pasará por debajo de estos jardines, lo que podría destruir, según dijo, restos históricos del siglo XVI.

Las denuncias que la plataforma efectuó el pasado año lograron, de acuerdo con la versión de Segura, que el Ejecutivo madrileño paralizara estas obras y así proteger esta herencia renacentista, aunque el director general de Patrimonio Histórico, Juan José Echeverría, precisó que esta actuación fue interrumpida porque el Ayuntamiento no había solicitado la autorización requerida por tratarse de una zona de protección arqueológica.

Preservar los restos

Una vez cursada la solicitud municipal, explicó Juan José Echeverría, Patrimonio encargó una memoria a un grupo de arqueólogos en la que 'se indicaba cómo actuar para preservar los restos', la cual ha sido remitida a Ferrovial Agromán, la empresa constructora del colector.

En cualquier caso, destacó el director general, estas recomendaciones no incluyen la Galería de las Grutas porque 'las obras pasan a unos 10 metros de ésta', aunque sí se aconseja al Ayuntamiento que 'se proceda a la limpieza y consolidación de su estructura y se estudie su restauración'.

El proyecto del colector Saavedra Fajardo, autorizado el pasado 6 de agosto, afecta, según concretó el director general, a un trazado en el que existen restos paleontológicos, pero 'que no queda casi nada', y de obras de riego e hidráulicas del siglo XVIII.