El Partido Popular rentabiliza los 10 años de obras en Galicia
Con seis años de retraso y tras haber suscitado las más enconadas batallas políticas, Galicia vivió el pasado 30 de julio la conclusión del último tramo de las dos autovías que la conectan a la Meseta. La que enlaza Vigo con Benavente (Zamora) estaba terminada desde hace dos años y medio, pero el ramal del norte, que parte de A Coruña, se atascó en Pedrafita, en el límite entre Galicia y León. A Álvarez Cascos le correspondió declarar inaugurada una obra cuyo proyecto y ejecución decidieron los socialistas y cuyos réditos políticos los recogió el PP. Manuel Fraga logró convertir las autovías en el gran emblema de su gestión.
En la red interior, la necesidad más acuciante es la mejora de las comunicaciones entre Santiago y Ourense. La Xunta ha empezado a construir una autopista para la mitad del trayecto, que funcionará en 2005. Pero otras obras, como las de las vías rápidas, un sucedáneo de autovías que se inventó la Xunta para satisfacer las demandas de algunas comarcas, son simples carreteras de doble dirección pero sin cruces.
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