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Un programa del Gobierno regional da empleo a menores autores de delitos

El proyecto Elfos recibe jóvenes a quienes los jueces imponen medidas de inserción laboral

El proyecto Elfos del Gobierno regional se encarga de facilitar el acceso al empleo de jóvenes autores de delitos. Por él han pasado ya 78 chicos, todos ellos por mandato de los jueces que les han impuesto medidas de inserción laboral. Juan Manuel tiene 18 años y una larga carrera de robos a sus espaldas, que le han llevado a la prisión de Alcalá Meco y al reformatorio Renasco. Desde enero, tras pasar por un centro de desintoxicación de drogodependientes, se encuentra en libertad vigilada y ha decidido dar un nuevo rumbo a su vida. Él es uno de los destinatarios del proyecto.

Juan Manuel ha encontrado un trabajo de peón de mantenimiento a través de este programa. Se incorporó hace quince días y cuenta que ' por ahora está contento'. Reconoce que, cuando robaba, sus bolsillos estaban mucho más llenos que con los 691 euros mensuales que gana. Pero dice que le compensa. 'Tenía ya muchas causas pendientes por 15 robos con intimidación y así no podía seguir porque hay que vivirlo para saber lo que es estar encerrado', asegura este vecino de San Blas que de niño perdió a sus padres, ambos toxicómanos. Desde entonces él y sus dos hermanos ha sido criados por su abuela, con pocos medios y enormes esfuerzos.

La única experiencia laboral que tuvo en el pasado, como peón de obra, duró tres meses y acabó abruptamente. 'Me echaron por pegarme con el encargado, que era un tocapelotas', explica. Pero él no cree que ahora pueda volver a sucederle lo mismo. 'Yo soy un tío normal y no me cuesta trabajar y eso que con lo que gano, como tengo que darle dinero a mi abuela, no me llega ni para pipas. Lo que pasa es que antes comía muchos trankimazines (pastillas tranquilizantes) con alcohol y porros y se me iba la pinza y me juntaba con lo peor de mi barrio. Ahora ya lo he dejado', afirma convencido.

'Ellos me apoyaron'

Juan Manuel considera que el programa Elfos le ha servido aunque llegara a él obligado por el juez. 'Fueron ellos los que me buscaron el trabajo y me apoyaron, ahora estoy buscando otro empleo para repartir publicidad en mis horas libres porque soy muy activo y necesito movimiento', admite este joven, cuyo hermano va a ingresar en el reformatorio de El Pinar.

Este programa, desarrollado por la cooperativa Opción 3 a través de un convenio con el Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF), del Gobierno regional, nació para cumplir la Ley Penal del Menor, vigente desde el 13 de enero de 2001. El artículo 7 de esta norma permite a los jueces de menores obligar a los jóvenes infractores a seguir programas de inserción laboral si consideran que puede servirles para cambiar su trayectoria delictiva. De los 78 chicos, de 16 a 21 años, que han pasado por el programa Elfos desde enero, 49 estaban en libertad vigilada y 29 internados en los reformatorios semiabiertos de Altamira (San Blas) y Peñalara (Carabanchel).

Luis Ángel Suárez, coordinador de Elfos, explica que la dificultad no es encontrar trabajo para estos jóvenes, sino lograr que sigan en ellos. De los 65 contratos firmados en siete meses, en 30 ocasiones los chavales abandonaron el puesto. Del resto, se han producido 10 despidos; ocho no se presentaron; cuatro no encajaban en el puesto y otros cuatro finalizaron por causas ajenas al chico. Sólo cuatro o cinco contratos han concluido sin problemas. Pero Suárez matiza que estos datos, aparentemente desesperanzadores, sólo son reflejo de la dificultad de la tarea.

'No somos una oficina de empleo, para nosotros ya es un logro que estos jóvenes se acerquen al mundo laboral, aunque sea durante dos meses, cuando muchos de ellos llevan desde niños cometiendo delitos y ganando dinero con ellos. Es un camino difícil, van y vienen, porque son chavales con muchas carencias, que buscan una gratificación inmediata sin pensar en el mañana', matiza. 'No hay que olvidar que vienen aquí porque así lo han ordenado los jueces o los equipos técnicos de la fiscalía del menor y a veces no están motivados. Nuestra tarea es precisamente esa, convertir esa obligatoriedad en voluntariedad e intentar que esta experiencia les sirva al menos a medio plazo', añade Suárez.

Un equipo de captadores son los encargados de contactar con las empresas a las que se les explica que se trata de un programa de inserción laboral de jóvenes, desfavorecidos sin entrar en más detalles. 'Lo que más les convence a los empresarios es saber que estamos nosotros para hacer el seguimiento de cada chaval, porque les da garantías', matiza. La labor de los cinco profesionales de Elfos no es sólo encontrar trabajos sino también ayudar a los jóvenes, acompañándoles a las entrevistas, asesorándoles y apoyándoles en las vicisitudes que surjan en su experiencia laboral.

La escasa o nula cualificación de estos jóvenes limita sus posibilidades. La mayor parte de los contratos, con sueldos de unos 420 euros, son en la construcción, en centros comerciales como reponedores y en talleres. 'Ellos prefieren la construcción porque cobran más y libran los fines de semana', indica Suárez. 'Éste programa no es para que encuentren el trabajo de su vida, sino para que adquieran una serie de hábitos como la disciplina y la constancia', concluye.

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