Ocho familias gitanas, expulsadas de un cámping de L'Ametlla de Mar
Ocho familias barcelonesas de etnia gitana abandonaron ayer el cámping Nàutic de L'Ametlla de Mar (Baix Ebre), en el que veraneaban desde hacía nueve años, después de que la dirección del centro les instara a marcharse. La gerencia del cámping, que ha cambiado este año, argumenta: 'Las quejas de los demás clientes nos pusieron entre la espada y la pared'. Por su parte, un portavoz de los afectados interpretó los hechos como un claro signo de xenofobia.
Fuentes de la dirección explicaron ayer que han recibido varias quejas por el comportamiento de estas ocho familias gitanas y que se han visto obligadas a expulsarlas porque tenían 'que escoger entre 8 familias o 200'. Margarita Vila, encargada del establecimiento, admitió que se trata de 'una injusticia', pero aseguró que la presencia de estas personas 'no gusta'. Vila añadió que las quejas se referían en su mayoría al comportamiento de los afectados en espacios compartidos con el resto de los campistas, como los sanitarios o las piscinas.
Ramón Contreras, portavoz de las familias gitanas, explicó que este año el cámping ha cambiado de gerente y centra sus críticas contra la nueva administración porque en los nueve años que han acudido a esa instalación 'no ha habido ningún problema'. Contreras calificó el incidente de 'racista' y agregó que desde su llegada, el pasado viernes, la dirección les dispensó un trato discriminatorio al ubicar sus tiendas de campaña en parcelas situadas fuera del recinto.
Un responsable del centro explicó que se trata de una zona de libre acampada que también usan otros clientes, sobre todo cuando la ocupación es máxima, como en estos días. Contreras mostró su indignación por lo ocurrido y apuntó que este año la Policía Local de L'Ametlla de Mar ha tenido que intervenir en varias ocasiones en el cámping por incidentes provocados por ciudadanos franceses y italianos, a quienes no han expulsado.
La dirección del establecimiento sostiene que la presión de la clientela para echar a los gitanos es la única razón que les ha empujado a hacerlo y que el colectivo no ha causado 'ni más ni menos problemas' que el resto de los clientes. Vila señaló que el conflicto con el colectivo se acentuó el verano pasado cuando llegaron al centro más gitanos que de costumbre. 'Mientras fueron dos o tres familias íbamos trampeando la situación', comentó, 'pero este año se ha vuelto insostenible'. La responsable del cámping explicó que las quejas llegaron tanto de turistas españoles como de franceses o italianos y sentenció que 'lo único que hay es un problema de convivencia'.
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