Local parisiense a buen precio

PARECE UNA brasserie, quizá un restaurante alsaciano o tal vez un refugio de montaña, situado en una calle céntrica perpendicular a los Campos Elíseos. Sin embargo se trata de un bar especializado en vinos franceses, con espacio de restaurante anexo, que nunca cierra sus puertas, en el que se sirven especialidades regionales muy sencillas, en particular carnes rojas en distintas variantes. Aunque sus platos no son deslumbrantes, tampoco decepcionan. Además, los precios son razonables teniendo en cuenta el coste medio de los restaurantes de la zona.

A diario se ofrece un menú, y si se come a la carta lo aconsejable es solicitar un único plato y concluir con la tabla de quesos. La carne estofada con zanahorias (boeuf carottes) es reconfortante; el filete a la plancha con puré de patata y ensalada está bien, y en la ternera sobre tallarines (piccata de veau) resulta mejor la pasta que la propia carne. Es una lástima que el famoso pot-au-feu sea mediocre y los tacos de carne se presenten endurecidos. En el surtido de quesos figuran especialidades bien afinadas. De postre, crème au caramel, variante de la crema catalana. Particular interés merece su bodega, en la que figuran vinos franceses de todos los precios. Y el servicio, muy acelerado.