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CURSOS DE VERANO

Rojas Marcos afirma que los terroristas no son enfermos, sino individuos con "falta de compasión hacia el dolor ajeno"

El psiquiatra Luis Rojas Marcos, que hasta el pasado mes de febrero era responsable de la Corporación de Salud y Hospitales Públicos de Nueva York, ciudad en la que ahora ejerce como catedrático, afirmó hoy en rueda de prensa que, tras entrevistar a varios terroristas, éstos "no cumplen los requisitos de enfermos mentales", sino que son personas que "deshumanizan" el dolor de las víctimas, debido a su "falta de compasión hacia el dolor ajeno", y que se convierten en "armas en sí mismas".

"Una de sus características es la falta de compasión hacia el dolor ajeno, lo que los psicólogos llaman empatía, esa de ponerse en las circunstancias de otra persona; y a medida que cometen más atentados es un nudo más que les ataca a esa dialéctica, a esa justificación de lo que hacen y les es más difícil volver atrás y ver el otro lado de la moneda, que es el dolor que provocan en personas que nada tienen que ver con su conflicto", explicó Rojas Marcos momentos antes de participar en el Curso de Verano de la Universidad Complutense 'El terrorismo en la era de la globalización'. En este sentido, añadió que los terroristas tienen en común "una dialéctica muy parecida, una justificación intelectual de por qué hacen lo que hacen y cometen esas atrocidades en contra de criaturas inocentes". "Tienen su explicación, muy limitada. Ellos se ven como los buenos, la sociedad son los malos, y esa es la forma que tienen para conseguir su meta de cambiar ese orden establecido", prosiguió este psiquiatra. Para Rojas Marcos, "la persona que mata a inocentes, sabiendo lo que va a hacer, para empezar, no tiene un mínimo de compasión", reiteró, añadiendo que también se trata de personas que tienen que justificar sus actuaciones. "Y lo hacen deshumanizando a la víctima y se van deshumanizando ellos mismo, y van perdido capacidad para sentir y se convierten en instrumentos de matar, armas en sí, que no siente, y también pierden la capacidad de sentir dolor emocional, personal", matizó.

En esta misma línea, señaló que casi todos los terroristas son hombres, al igual que el 90 por ciento de los asesinos que están en las cárceles. "La violencia, aunque no nos guste hablar de ello, es una característica masculina, más que femenina", dijo un psiquiatra para el que resulta "curioso" la falta de mujeres el hechos como los del 11-S y en sus posteriores consecuencias. FALTA DE

CEREBROS FEMENINOS

"En el caso de Nueva York, los 19 terroristas eran hombres, en las imágenes que nos llegaban de Afganistán no se veían mujeres y en Europa y Estados Unidos quienes decidían si habría guerra eran hombres", recordó Rojas Marcos, para quien "la falta de cerebros femeninos es un problema, porque, en general, las mujeres están más predispuestas a la negociación, tienen antipatía más natural hacia la violencia, creen menos en las jerarquías y creen más en sustentar la vida de una forma tangible, palpable, más que en ideas abstractas". Sobre las víctimas del terrorismo, manifestó que en éstas se tiene que dar "un perdón interno, donde la persona trata de liberarse de ese odio enquistado que les evita pasar la página".

En relación con las personas amenazadas, aseguró que esta situación provoca "un efecto devastador" en la persona. "La amenaza es una fuente de miedo, una limitación en la vida. Sin embargo, los seres humanos tenemos gran capacidad de adaptarnos, por lo que cuando el miedo es continuo el ser humano lo supera mejor que cuando es un miedo que nunca se sabe cuándo va a ocurrir. La incertidumbre es mucho peor que la amenaza continuada", explicó Rojas Marcos. Finalmente, este psiquiatra se refirió al hecho de que víctima y verdugo puedan convivir en la misma comunidad en España, que es algo "incomprensible" en la sociedad norteamericana, "donde el terrorista es alguien que viene de fuera o está aislado y no convive con ningún grupo". "Aquí se convive de una forma pacífica y sin necesidad de revancha; mientras que en Estados Unidos la necesidad de hacer pagar al torturador, de ajuste de cuentas, es muy profunda, y por eso todavía se mantiene la pena de muerte", concluyó.

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