Invitación al alcalde
Quisiera invitar al alcalde a pasar unos días de vacaciones. No le escribo desde lejanas playas, lo hago desde la zona este de la ciudad. Esta mañana intenté comenzar mis vacaciones dando un paseo, deseaba respirar el frescor propio de horas tempranas.
Fue en ese momento cuando me acordé de su ilustrísima: la nauseabunda pestilencia procedente de la incineradora me hizo desear su presencia.
¿No podría sustituir el destino de sus días de ocio estival y saborear la esencia de esta parte de la ciudad que tan poco debe frecuentar?
Es de recordar que, en función de las condiciones meteorológicas, sufrimos no sólo los efectos desagradables y molestos, también efectos perjudiciales para la salud. Ello está avalado por numerosos estudios sobre los efectos de las dioxinas.
Tras su paso a la historia con la creación de tan nefasta atmósfera, las fuentes en los cruces y los regalitos al clero, espero que su sucesor ponga algún tipo de remedio a tales desmanes.
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