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El robo de sumarios en Marbella cumple un año con el caso archivado y numerosos cabos sueltos

El agente judicial implicado mantenía relación con varios responsables municipales

Hace justo un año se conocía el robo de 15 sumarios en los Juzgados de Marbella, 13 de ellos relacionados con el entonces alcalde, Jesús Gil, y varios de sus colaboradores, entre ellos el actual regidor, Julián Muñoz. El 19 de julio, la juez del caso, María José Rivas, decidió archivarlo por la 'imposibilidad de continuar la investigación' tras la muerte del principal sospechoso, el agente judicial Francisco Calero. El sumario, al que ha tenido acceso este periódico, refleja conexiones entre Calero y diversos responsables municipales que nunca llegaron a declarar ante la juez.

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La Audiencia de Málaga tiene que decidir por segunda vez si admite el archivo del caso del robo de sumarios en los Juzgados de Marbella, dictado por la juez María José Rivas con un informe favorable del fiscal Julio Martínez Carazo y recurrido por el PSOE de Marbella, que ejerce la acción popular. La investigación judicial ha llenado cerca de 2.000 folios en cinco tomos para terminar en un callejón sin salida.

El suicidio del principal sospechoso, Francisco Calero, nunca imputado judicialmente, pero detenido por la policía el 3 de octubre de 2001 como presunto autor del borrado informático de archivos y sustracción de más de 50.000 folios correspondientes a 15 sumarios, cortó el hilo que hubiera permitido desenmarañar la madeja.

Grabaciones telefónicas

La intervención del teléfono de Calero por orden de la juez permitió a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la policía de Málaga grabar conversaciones telefónicas que probaban la relación de Calero con responsables y empleados municipales, entre ellos el concejal de Deportes, Tomás Reñones; el secretario, Leopoldo Barrantes, o el sargento de la Policía Local Juan Saborido.

Reñones llegó incluso a declarar como testigo en la investigación judicial abierta por la muerte de Calero, pero no fue citado en el caso del robo de sumarios. Su relación con el agente judicial se debía a que éste presidía una entidad deportiva en Marbella, según explicó el propio edil tras la muerte de Calero. Una de las conversaciones grabadas por la policía revela que éste había logrado colocar en el ayuntamiento a una conocida gracias a su amistad con Reñones.

La relación de Calero con Barrantes no se aclara en el sumario. Simplemente se transcriben unos breves mensajes que el secretario le dejó en el buzón de voz del teléfono móvil días antes de su muerte, en los que expresaba su deseo de ponerse en contacto con él.

Más enigmática es la entrada en escena del jefe de la Policía Local de Marbella, Rafael del Pozo, de quien se grabaron varias conversaciones mantenidas con Saborido tras la muerte de Calero, cuando la UDYCO incluyó a su subordinado en la nómina de posibles sospechosos. El 4 de octubre, cuando Marbella se despertaba conmocionada con la noticia de la muerte de Calero, Del Pozo y Saborido mantuvieron varias conversaciones en las que el superior ordenaba al sargento que recogiera información sobre el posible registro de la UDYCO en casa de otro funcionario judicial y sobre la suerte que habían corrido los vehículos que Calero guardaba en su garaje -coches y motos de lujo requisados en operaciones policiales-.

Cuando fue llamado a declarar por la juez, Saborido dijo desconocer por qué su jefe se interesaba por la suerte del funcionario judicial y justificó su interés por los vehículos que guardaba Calero en que uno de los coches lo había requisado la Policía Local en relación con el sumario de los 5.000 kilos de hachís, uno de los dos expedientes robados que no tenía relación con Gil y que, según el ex alcalde, habría constituido el móvil del robo. En el sumario no consta que tal coche llegara a pisar el garaje de Calero, pero sí que Saborido estaba imputado en un caso de sustracción y tráfico ilícito de vehículos que se instruía en Marbella.

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