Festejo nostálgico
No hace una década el festejo de la Beneficencia era la expresión torista de la temporada santanderina. Hoy, quizá, para no desmerecer a la feria, es una bagatela más. Nostálgica tarde pasaron los aficionados. David Fandila, El Fandi, en una tarde por alegrías, abrió sin merecimiento alguno la puerta grande.
Hay presidentes que premian los bajonazos. Es lo que tiene el triunfalismo. Con todo, fue la jovial variedad y la abnegada voluntad del diestro granadino el único aliciente de un festejo anodino. Lucido con el capote, pero echando en falta la verónica, que no existió. Fue con las banderillas con lo que puso a la plaza boca abajo. Todo estaba dispuesto para la apoteosis final. Con la muleta, El Fandi es otro cantar. Lo que se dice torear, poco menos que nada. Excesivo en adornos y enganchado al natural.
Carriquiri / Esplá, Fandi, Castaño
Toros de Carriquiri: desiguales de presentación, descastados, mansos y blandos. Luis Francisco Esplá: estocada contraria y perpendicular, un descabello (ovación); media estocada atravesada y perpendicular, tres descabellos (ovación y saludos). El Fandi: bajonazo atravesado (dos orejas); media estocada, dos descabellos (oreja). Javier Castaño: estocada trasera y subcutánea, dos pinchazos traseros -aviso-, estocada trasera (ovación y saludos); estocada trasera y atravesada, tres descabelllos -aviso-, tres descabellos (aplausos). Plaza de toros de Santander, 4 de agosto, corrida de la Beneficencia. Tres cuartos de entrada.
Luis Francisco Esplá, dueño del respeto del aficionado, se hizo aplaudir con fuerza y eso que anduvo soso y pelín ventajista. Ayer no tuvo un valeroso quehacer. Javier Castaño demostró poseer más posturas que conceptos. El encimismo, su único recurso. Con la espada, deplorable.
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