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Reportaje:MIRADOR DE LA ALCAZABA DE ALMERÍA

Una vista al pasado

La vista a uno de los tres barrios presididos por La Alcazaba de Almería en la época de esplendor musulmana cuenta con un nuevo enclave desde el que imaginar el entramado de zocos del siglo XI. El Mirador de La Alcazaba ha abierto este verano y permite al visitante entender la estructura del barrio más importante en la ciudad hace nueve siglos, la Medina. En él se encontraban la mezquita mayor; la alcaicería, zona de almacenaje y comercio; las atarazanas, arsenal militar marítimo en el que también se construían y reparaban barcos; y el arrabal de El Hawd (aljibe), enclave comercial con decenas de talleres, alhóndigas y hospederías.

Desde este mirador que ha costado al Ayuntamiento 360.000 euros, a Guerin y Rouger, una pareja de 26 y 30 años procedente de Angers (Francia) les cuesta menos trabajo creerse que Almería, en aquella época, fue una gran ciudad industrial y comercial en la que el urbanismo era calcado al de cualquier ciudad musulmana que se preciara-

La pareja, que hoy tomará una ferry hasta Nador, no dudó en invertir las pocas horas de estancia en la ciudad para visitar la construcción musulmana más grande de España tras la Alhambra. La excursión a pie zambulle al paseante a una ciudad musulmana si éste sabe mirar. 'Es un magnífico lugar para pasear, independientemente de estas callejuelas por las que pueda uno imaginarse la ciudad siglos atrás', apunta Guerin.

Y es que tras recorrer el interior del monumento, el pequeño mirador se convierte en la mejor antesala para adentrarse en el casco histórico hasta llegar al puerto en el que el mismísimo Abd-al-Rahmán III dirigía la flota califal y desde el que Almería mantenía un rico comercio con todo el arco Mediterráneo.

'Como venimos sólo de paso para tomar el barco creemos que subir hasta el mirador era una de las mejores opciones. Venimos de Sevilla y Granada y todo resulta diferente, aunque recomendaría la visita', apunta la mujer.

El recorrido implica tener los ojos bien abiertos a una zona cuyas construcciones no sorprenden a primera vista por vicisitudes históricas y una más que cuestionada gestión en protección de monumentos.

Por ello los escasos restos -testigos de la muralla ya desaparecida o los aljibes de Jairán (actual sede de la peña El Taranto)- pueden pasar desapercibidos. 'No sabemos todavía qué ciudades de Marruecos visitaremos al llegar a Nador, pero tendremos presente lo que hemos visto de Almería para comparar', concluye Guerin.

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