'Internet es un peligro'
Pregunta. Su teléfono particular no viene en la guía. Empezamos con alta protección.
Respuesta. Es una protección mínima que cada ciudadano puede adoptar.
P. ¿Lo hace por los acreedores?
R. No. Simplemente para que no me localice quien a mí no me guste.
P. ¿Compra en los supermercados Sánchez Romero?
R. Yo no compro en los supermercados. Compro en la tienda de la esquina.
P. Tal y como rechazaban al personal -'morenete', 'gitano', 'de Parla', 'con pinta de hambriento'-, ¿pasaría usted la prueba para ser cajero de ese establecimiento?
R. Difícilmente podría serlo, porque creo que no cumpliría ninguno de los parámetros que establecen en esa selección.
P. ¿Archivan ustedes en los contenedores?
R. Aquí, en la Agencia de Protección de Datos, tenemos unas máquinas destructoras de papel para que no ocurra ningún problema con contenedores ni basuras.
P. Cuando llamé a la Agencia, la telefonista me dijo: 'No sé quién es el señor Fernández López'. ¿Tan de incógnito va?
R. Recientemente han entrado tres personas, y a lo mejor aún no me conocían.
P. ¿Cuál es el dato más sensible que hay aquí?
R. El conjunto de datos, que, tratados con las nuevas técnicas informáticas, permiten conocer perfiles de la persona y, lo que es más grave, pautas de comportamiento.
P. ¿Y lo más sensible que tiene usted, en su cuerpo o en su alma?
R. Pues precisamente el que soy sensible. Me afecta mucho lo que pueda ocurrir a los seres humanos.
P. ¿Los españoles estamos en sus manos?
R. No, yo no sé nada. Aquí únicamente se declaran los ficheros, pero no su contenido.
P. ¿Lo suyo es como el secreto de confesión, pero en administrativo?
R. Mi trabajo es velar por un derecho fundamental, ayudar a los ciudadanos para que puedan proteger sus datos y perseguir a los infractores.
P. ¿Procedió contra El Cobrador del Frac porque se presentó en su casa reclamando?
R. No, no. Pero hay una situación curiosa. El único ciudadano que no está tutelado por la Agencia soy yo, porque no voy a demandarme protección a mí mismo. Tendría que ir a los tribunales.
P. Actuaron también contra Gran Hermano. ¿Fue porque no logró usted ser seleccionado para el programa?
R. No, no, porque yo mi vena de actor la tengo perfectamente cubierta. Hace poco hice de juez en La verdad de Laura, en TVE. La gran competidora era Betty la fea y, desde que intervine yo, sobrepasamos su audiencia.
P. ¿Si publico su dirección particular y su teléfono me mete un puro?
R. No, por supuesto que no.
P. ¿Internet es el mayor enemigo de nuestra intimidad?
R. Es un peligro. Pero pueden encontrarse formas de navegar y transar de forma segura.
P. ¿La discreción sobre sus datos le impide decirme cuáles son sus gracias?
R. No, al contrario. Yo estoy muy contento con ellas. Soy, por ejemplo, un magnífico cocinero. Y me gusta la poesía. ¿Le digo una?
P. Si es cortita...
R. Es de Alfred de Musset y se titula Tristeza: He perdido mi fuerza y mi vida/ mis amigos, mi alegría. /He perdido hasta la fuerza que hacía creer en mi genio...
P. Es usted la alegría de la huerta.
R. Más o menos.
P. Le veo más cerca del muermo que del júbilo.
R. Creo que vivo intensamente cada momento. Me entristezco o me alegro dependiendo de las circunstancias.
P. ¿Guarda en la Agencia la receta de sus churros?
R. No se la doy, porque los cocineros siempre mentimos, y a mí no me gusta mentir.
P. ¿También tutela con el secreto a su perro?
R. No. Mi perro es mi gran amigo. Recomendaría un perro a todos los ciudadanos, porque es compañía para siempre. Mi perro me espera, mi perro aguanta mis malos humores...
P. Es como lo de mi mamá me mima, pero en chucho, ¿no?
R. Efectivamente. Mi chucho me mima.
PERFIL
A sus 'cincuenta y tantos' años -dice que ocultar el número exacto es una manifestación de su personalidad-, este magistrado, grande de España y conde consorte, habla de su vena de actor y de que le hubiera gustado 'hacer 'Marat Sade' con Marsillach'. Navega, camina y hace churros con frecuencia: 'De los de comer', puntualiza.
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