Españoles en Dublín
Dublín, mes de julio. Un bar en la zona de Temple Bar a la una de la madrugada. El pinchadiscos coge el micrófono y pregunta en inglés: 'A ver, ¿cuántos españoles hay ahora bailando en la pista?'. Más de la mitad del bar levanta los brazos. 'Pues para ellos van dedicadas estas canciones'. Empieza a sonar música en español y la gente baila como loca varios éxitos del verano pasado. Esto es Dublín, una ciudad con casi dos millones de habitantes de los que, en verano, cerca de 40.000 son españoles de entre 16 y 30 años.
'Es una cifra aproximada, porque como en la UE hay libre circulación de ciudadanos y la mayoría no se registra en la Embajada, es imposible saber la cifra exacta de españoles que vienen en verano', señalan fuentes de la Embajada española en Dublín.
'Irlanda es un país terriblemente caro. Los chavales encuentran empleos precarios que les dan para pagarse el alojamiento y para poco más'
Los grupos de jóvenes suelen ir juntos a todas partes: a las clases de inglés, a las visitas culturales, de compras y, por supuesto, a los 'pubs' de la ciudad
Lo cierto es que en julio y agosto, una oleada de jóvenes procedentes de toda España toma la capital irlandesa para buscar un trabajo y aprender inglés. Un paseo por O'Connell, la calle principal de Dublín, en pleno julio, da una idea de los españoles que hay. Basta con cerrar los ojos y, entre el tumulto, escuchar las conversaciones de la gente que pasea. La mayoría hablan en español y no hay mucha diferencia con caminar por la Gran Vía de Madrid.
La fama del 'tigre céltico'
¿Por qué miles de jóvenes escogen Irlanda para aprender inglés y, si pueden, trabajar? 'Me dijeron que era fácil encontrar empleo', 'conocía a una amiga que ya estaba aquí', 'la marcha irlandesa se parece mucho a la española', son las respuestas más comunes entre los mayores de 25 años. La facilidad para encontrar un trabajo es uno de los motivos por los que los españoles emprenden la aventura en Dublín. Desde que Irlanda (3,7 millones de habitantes) entró en la UE, en 1973, ha registrado un fuerte crecimiento económico. En tres décadas se ha convertido en uno de los principales centros de producción de software del mundo y se ha ganado el nombre de tigre céltico.
Fernando Rodríguez, madrileño de 31 años, llegó a Dublín hace casi tres. 'Me ofrecieron un trabajo en una compañía aérea. Lo acepté porque el sueldo era muy alto. Cuando la empresa cerró, fui a la oficina de empleo (FAS) en Dublín para pedir trabajo y me dijeron que, si quería, podía trabajar con ellos', explica. 'Antes era muy fácil encontrar trabajo, pero desde el 11 de septiembre ha habido una recesión y la gente viene muy engañada sobre lo del empleo. Está tan mal como en España', señala.
Y las cosas, además, empeoran en verano. A los españoles que viven en Dublín se suman los que llegan a la ciudad a buscar un empleo (principalmente en bares y restaurantes) y, en teoría, aprender inglés. Enrique, que llegó a Dublín hace 20 días, ya ha hecho cinco entrevistas en su sector, la informática, y todavía no ha encontrado empleo. 'Tengo que mejorar el inglés. Me doy de plazo hasta enero; si no, regreso a España', señala. Un amigo suyo, Raúl, de 25 años, lleva un año y cuatro meses trabajando en Oracle, aunque ya está pensando en regresar a Madrid. 'Los principios fueron duros porque no sabía mucho inglés y no me enteraba de nada, pero ya estoy acoplado', cuenta.
'Dublín está lleno de españoles. Muchos vienen en busca de un trabajo temporal, están aquí seis meses o un año y luego se van', explican desde la Embajada española. 'Irlanda es un país terriblemente caro. Los chavales encuentran empleos que les dan para pagarse el alojamiento y poco más. Cuando creen que tienen el suficiente nivel de inglés, se marchan', añaden estas fuentes, que aseguran que la Embajada no da abasto estos días de todo el trabajo que tienen por la masiva presencia de españoles.
Los grupos de jóvenes españoles suelen ir juntos a todas partes: a las clases de inglés, a las visitas culturales, de compras y, por supuesto, a los pubs que llenan Dublín. Uno de estos pubs, situado en el barrio de Temple Bar, ha sabido sacar partido a la toma de los españoles. Este bar organiza los jueves la Spanish Party, una fiesta en la que sólo se escucha música española, incluidos los últimos éxitos de los chicos de Operación Triunfo o el Aserejé de Las Ketchup. La cola para entrar el jueves en el bar suele dar la vuelta a la manzana.
Marta Franco, de 27 años, está en Dublín desde el pasado marzo. Vive en un piso que comparte con otra española y tres irlandesas. Ha trabajado en la cafetería de la Universidad Trinity College y ahora está en una tienda de fotografías. 'Cobro 240 euros semanales y ahora estoy buscando trabajo en mi área, que es Medio Ambiente', cuenta. 'Dublín en verano es España, hay españoles por todas partes. Es difícil encontrar trabajo porque van de 20 en 20 preguntando en los bares a ver si necesitan gente', explica.
Ayudas del Gobierno
Para los que han tenido trabajo y se han quedado en paro hay una opción: acudir al Estado en busca de una ayuda económica. Cristina llegó en abril a Dublín. Al poco tiempo encontró empleo en una tienda. 'Estuve una semana, pero éramos demasiados para poco trabajo y me despidieron', recuerda. Cristina, entonces, solicitó una ayuda para desempleados en el Social Welfare (el Departamento Público de Bienestar Social). 'Tienes que ir el primer día que te quedas sin trabajo. Te hacen una entrevista en la que te preguntan de todo. Luego te dan una ayuda dependiendo de tu situación', explica.
'Me ingresan 130 euros semanales y, si quisiese, podría solicitar que me pagasen el 80% del alquiler del piso', señala. En teoría, la ayuda oficial es indefinida hasta que la persona encuentra trabajo, pero la Social Welfare hace controles estrictos, y si descubre que una persona no está buscando empleo, le retira el dinero. 'El Gobierno controla que nadie se aproveche', explican desde la Embajada española.Cristina, mientras, sigue buscando empleo. 'He hecho varias entrevistas para trabajar en oficinas de atención al cliente en español', cuenta.
Después de las seis de la tarde, Marta y Cristina quedan con sus amigos a tomar algo en un pub. 'Preferimos divertirnos con españoles porque así desconectamos. Como dominas el idioma, tienes libertad para decir lo que quieres', cuentan.
La mayoría de estos jóvenes no quiere vivir indefinidamente en la ciudad y, en cuanto puedan, volverán a España. El peor defecto que le ven a Irlanda es el clima. 'La falta de luz es horrible. Llueve todo el día. Estamos en verano y el cielo está negro, lleno de nubes', concluye un grupo mientras comparten una cerveza Guinnes, la bebida más popular en Irlanda a la hora del atardecer.
El negocio de 'sumergirse' en un idioma
MUCHOS JÓVENES llegan a Irlanda sin nada y se buscan la vida como pueden en albergues, casas de amigos y trabajos precarios. Otro grupo, sobre todo los más pequeños -entre 12 y 16 años- ya salen de España con todo preparado a través de una agencia. Un curso de inglés en Dublín en verano más el alojamiento en una familia cuesta entre 1.300 y 1.500 euros, según confirman varios centros encargados de organizar cursos en el extranjero. 'Los españoles escogen Irlanda porque las familias son muy acogedoras y simpáticas. Cuando tanta gente escoge un sitio es por algo', explican desde International House, en Madrid. 'La experiencia que tenemos es que los niños se van llorando a Dublín porque no quieren ir y luego vuelven encantados porque se lo han pasado muy bien', añaden. Aunque también hay otras razones, de este boom irlandés: es más barato que, por ejemplo ir a Estados Unidos y, además, tienen como moneda el euro, algo que hace la vida más manejable que en otros países de habla inglesa. 'Mi madre escogió mandarme a Dublín porque la ciudad es pequeña y porque son católicos. Eso le daba confianza. Creo que piensa que me voy a despendolar menos que si me fuese a Londres', explica una chica de 16 años que está en la capital irlandesa viviendo con una familia y haciendo un curso de inglés. Además de las clases y la convivencia con la familia, los paquetes de cursos de idiomas suelen incluir visitas turísticas a los sitios más emblemáticos de Dublín: la Universidad Trinity College, la estatua dedicada a James Joyce, la cárcel de Kilmainham, y, por supuesto, la monumental fábrica de la cerveza Guinnes.
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