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LA EXTRAÑA PAREJA.
Columna
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La inmigración selectiva

Por más que intento, año tras año, ser sumisa, y más que sumisa, rastrera, no lo consigo del todo. Ahora mismo rebullo de indignación por el hecho de que, a mis años, todavía no me haya telefoneado el CIS para contabilizar mi opinión en uno de sus trascendentales barómetros. Me creo, por lo tanto, investida, por la respetabilidad que da la madurez, autorizada para criticar su forma de plantear las preguntas sobre el tema de la inmigración. Y es que olvidan el interrogante principal, al que todos estamos deseando responder: '¿Está usted de acuerdo con que los inmigrantes se ahoguen en el Estrecho y nos ahorremos que vengan a casa a tocarnos las narices?'.

Hay mucha hipocresía y mucho melindre en los cerebros que maquinan las encuestas, casi tanta como en ese decreto con el que los meapilas del Gobierno catalán han decidido regular la prostitución: es una bendición para la clientela y los fabricantes de sanitarios, pero a las trabajadoras y trabajadores del sexo, que los zurzan. Pero, ¡ay de los bidés blanqueados!, que dijo el clásico.

De cómo la cronista ve aparecer en el panorama la amenaza fantasma de Roberto Robaina refugiándose en Ibiza y de cómo tiembla ante la idea de verle vestido de 'ad-lib', con graves consecuencias para el corazón de Abel Matutes

Volviendo al CIS, personalmente, o más bien animalmente, a mí me gustaría que me preguntaran: '¿Cuál es su inmigrante ideal para darle papeles y permitirle que le limpie la mierda?'. Sé que muchas, ante semejante inquisición, responderían que una licenciada en filología, suramericana, de dulce carácter y a precio de saldo. Esta prenda va más allá. Quiero a Chayanne. Es más, dado que creo que hoy actúa en Barbastro, voy a pedirle a mi preparador físico que me lleve en la moto y me ayude a reducirle, si es que no puedo convencerle para que deserte del show business por su propia voluntad, y acepte un empleo como chacha esclavizada de esta sofisticada europea.

Si vamos a convertir a la inmigración en un asunto tan selectivo como los asesinatos de Israel, yo lucharía incluso con Estefanía de Mónaco (también tiene debilidad por el servicio: ya ha ido a por el mayordomo de su padre), por Chayanne, a quien prefiero claramente en calidad de moreno inmóvil a, pongamos, Roberto Robaina. A modo de inciso, diré que la expulsión de Robaina del viril y peludo Partido Comunista cubano me ha llenado de aprensión. Porque, uno, los Caribbean Castro Brothers mostraron hallarse en muy baja forma al no expulsarle de forma fulminante e instantánea, por cursi, en cuanto escucharon la cinta en donde le dice a Matutes: 'Quedaste estelar'. Y porque, dos, el tío nos va a caer por Ibiza en cualquier momento, y Robertico vestido de ad-lib es lo último que podemos soportar yo y don Abel, cuyo delicado corazón le ha obligado a retirarse a descansar comprando Trasmediterránea, que es la idea que los acaudalados tienen de reposar, sobre todo cuando han sido ministros estelares.

El lector deseará saber qué puedo brindarle a Chayanne a cambio de sus servicios. Bueno, lo más importante que puedo ofrecer es el enriquecimiento que mi léxico ha experimentado desde que sigo con fruición las noticias y análisis relacionados con la Bolsa.

No siento la menor repugnancia moral ante el asunto de las acciones arriba y abajo. Sé ver el lado bueno, que, en mi opinión, no es otro que el inspirado soplo poético que los periodistas insuflan a sus metáforas, cualquiera que sea la lengua en la que escriben. Para los franceses, la economía bursátil ha dejado de ser fleurissant. Según los italianos, las acciones arriesgadas son como stelle comete, estrellas fugaces. Los ingleses, con sorprendente significado sexual, quizá inspirado en las confesiones de su ministro gay, hablan de inversores actives o passives. Pero somos los españoles quienes nos llevamos la palma, pasando de la ginecología (hay una contracción, parece ser) a la naturaleza (hubo un exuberante porcentaje, dicen), y de aquí, a la melancolía (ahora se da un lánguido porcentaje, afirman).

Les prometo que, si esta noche me hago con Chayanne, yo misma lo sacaré a Bolsa para que escriban sobre nuestras acciones lindezas como las que acabo de reproducirles. Como suelo decir cada agosto, más rastrera no puedo ser.

Chayanne:<i>He aquí a mi inmigrante ideal si el CIS me lo preguntara</i>
Chayanne:He aquí a mi inmigrante ideal si el CIS me lo preguntara

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