El embrollo de Imbroda
Salomónica y contraproducente. Así fue y así ha resultado la solución de compromiso por la que Javier Imbroda continúa como seleccionador a la vez que ha pasado a ejercer como entrenador del Real Madrid. A algunos clubes les subleva que se permita esta compatibilidad de cargos y a la federación, desde luego, tampoco le hace ninguna gracia. Pero la opa del Madrid pilló por sorpresa a la federación. Ambos negociaron esa solución coyuntural: que Imbroda prosiguiera con su tarea de cara a un Mundial para el que ya había anunciado los 14 convocados que se concentran esta semana en Málaga, mientras que, a la vez, empezaba a diseñar el nuevo Madrid post Scariolo.
Un seleccionador, en un deporte profesionalizado, vela por intereses totalmente contrapuestos a los de un entrenador de club. La disparidad de criterios es tal que, a veces, una misma persona actúa de forma completamente diferente en virtud de uno u otro cargo. Recuérdese cómo pensaba y actuaba Clemente como seleccionador o como técnico del Athletic o el Espanyol.
En el baloncesto no se había dado el caso. Pero que nadie se engañe. Las suspicacias existían desde antiguo, desde la época de Díaz-Miguel. Por qué se llevaba a uno u otro jugador, a qué métodos de entrenamiento les sometía, cuáles eran las atenciones y los criterios médicos que imperaban. Más de un entrenador comentaba, soto vocce, '¡Hay que ver cómo ha vuelto menganito o fulanito de la selección!'. Además de esquemas de juego y de preparación, a algunos jugadores se les cambiaba incluso de posición, con el proceso de adaptación y desadaptación que ello acarrea. Problemas de enjundia. Sin hablar, por ejemplo, de las razones por las que a algunos jugadores se les había permitido renunciar a la selección.
Desde que Imbroda pasó a formar parte del Madrid, empezar a reclutar jugadores y empezar a trastabillarse con problemas con otros clubes todo ha sido una. Las suspicacias de antes se han corregido y aumentado. El Madrid ha repescado a Herreros y ha acabado fichando a Mumbrú tras un litigio con el Joventut. Dos jugadores en la órbita de la selección -uno renunció a ella en su día y el otro está en la lista para el Mundial-, a los que hay que añadir el fichaje de otro asiduo a ella, Alfonso Reyes, y la negociación que ha permitido que Raúl López fichara por Utah Jazz. Es probable, diría que seguro, que Imbroda tratará de actuar con la máxima honestidad y por lo tanto es injusto para él mismo que tenga que actuar con pies de plomo. Cada una de sus decisiones en el Madrid puede afectar, cuando no darse de bruces, con las que atañen a su cargo de seleccionador.
Se argumenta que Obradovic también ha sido seleccionador de Yugoslavia y a la vez entrenador del Benetton y del Panathinaikos, y con éxito además, o que Pesic, también es seleccionador yugoslavo y ha firmado por el Barça. Pero no es lo mismo. Habría que ver qué sucedería si ambos, a su cargo de seleccionador, añadiesen el de entrenador de alguno de los mejores clubes de su país. Y aún así, porque casi todos los internacionales plavi juegan fuera de su país. Y eso, por no hablar de lo incompatible que resulta el trabajo de pretemporada de un club con el de preparación de la selección para un Mundial. Que se lo pregunten al propio Pesic y al Barça. Lo dicho, un embrollo para Imbroda.
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