Un hotelito
Todo iba bien hasta que hace algo más de 19 años (sí, ha leído bien, 19 años), decidieron construir un hotelito en el pueblo (lo de hotelito es un decir), pues cómo no, el progreso también llegaba a Gines. Y mira por donde, no se les ocurre otra cosa, con lo grande que es el solar, que instalar todos los depósitos y maquinarias en la medianera con nuestras casas, colocándonos allá arriba, en lo alto de la pared medianera, como guinda de una tarta, el compresor del aire acondicionado para que los señores clientes, al salir del jacuzzi, se encontrasen la suite bien fresquita a costa, eso es, de mantenernos recluidos (puertas y ventanas cerradas días y noche), sin poder conciliar el sueño, con el humor cambiado y una gran rabia contenida. Y los vecinos, ingenuos nosotros, no hacíamos más que presentar escritos, y venga comparecencias ante la Policía Local y gastarnos dinero en arquitectos e ingenieros para que nos hiciesen informes 'objetivos' que dijesen que sí, que el aparato hace mucho ruido (como si no fuese evidente), pero claro, no sólo debes de tener razón, también tienes que demostrarla. Pero mira por donde que creo que los del Ayuntamiento están pero no están; el caso es que uno va al registro y ve por allí a gente que parecen que hacen algo, desconozco el qué, incluso te dejan hablar con el señor secretario, porque el alcalde está muy ocupado, y parece que hasta entiende y comprende tu problema. Pero yo sí que lo he comprendido todo, sí señor, de algo me ha servido todo este tiempo, por fin me abrieron los ojos: que todas esas siglas, todos esos logotipos (rosas, gaviotas, hoces y martillos...) y patrañas que reinventan cada cuatro años no son más que los distintos collares con los que se disfraza el mismo perro.
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