El hombre que sufría de 'tigeritis'
Els, considerado el único rival de Woods, superó sus complejos en Muirfield
Hace seis meses el vencedor del Open Británico, Ernie Els (Johannesburgo, 1969) le confesaba, hundido, a su psicólogo que padecía de 'tigeritis'. En la cabeza de Els retumbaba día y noche un nombre: 'Woods, Woods, Woods'. 'Puedes vencer al campo, pero, al final del día, el Tigre estará por encima de ti', decía con desesperanza hace tan sólo cinco días.
Pero los problemas mentales de Els son mucho más antiguos que la aparición de la alargada figura del Tigre. 'Soy el Dr. Jeckyll y Mr. Hide del golf', dijo de si mismo con la honestidad de la desesperación Ernie Els cuando no le quedó más remedio que reconocer que la brillantez de su juego competía contra la endeblez de su cabeza. Y, generalmente, ganaba la endeblez de su coco.
El surafricano, un producto de la escuela del mítico Gary Player, asombró al mundo como aficionado junto a su compatriota Retief Goosen. Ganaron todo lo que se podía ganar formando pareja. Con 21 años, Els ya era profesional. Entonces, considerado el mayor talento del mundo, auguró que ganaría dos veces cada uno de los grandes y después se retiraría para convertirse en profesional del tenis, el deporte que había practicado en la escuela. Sin embargo, desde 1997, el año en que ganó su segundo Open de Estados Unidos no había vuleto a ver su nombre escrito el primero en la lista de participantes de un grande. Hasta el pasado domingo.
Els ganó, tras dos desempates, el Open Británico. El surafricano, apodado Big easy (El facilón) en referencia a la enorme naturalidad de su swing y a su cabeza flotante, superó su tendencia al hundimiento, o peor aún, a la indiferencia ante la derrota y se impuso en el más grande de los grandes cinco años después de su último gran triunfo. Para conseguirlo, eso sí, tuvo que tranquilizarse llamando a su mujer y a su psicólogo, el que había conseguido paliar ligeramente su 'tigeritis'. También le ayudó el que su mayor rival en el desempate, el francés Levet, que el año pasado planeaba abandonar el golf, temblase como una hoja y sonriese con un tic nervioso.
Ernie Els, que reside en un lujoso complejo en las Bahamas, es el único jugador de golf que podría competir con Tiger Woods. Incluso, superarle. La calidad de su juego largo, la genialidad de sus golpes y la precisión con el putt, le acercan al mago californiano. La naturalidad de su swing no tiene competidor en el circuito, aunque algunas voces maliciosas lo achacan a la ligereza de su cabeza. El swing es un movimiento forzado, ajeno a la torsión natural humana. Pero no para Ernie Els, el hombre que se curó de la 'tigeritis' un día de temporal en un campo legendario llamado Muirfield.
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