_
_
_
_
Crónica:Open Británico | GOLF
Crónica
Texto informativo con interpretación

Els, de milagro

El surafricano gana en el segundo desempate tras desperdiciar una gran ventaja

Ernie Els casi perdió, casi ganó, casi perdió de nuevo y finalmente ganó la 131 edición del Open Británico en los diabólicos links de Muirfield tras dos desempates. Líder destacado a falta de dos hoyos para acabar el recorrido de la última jornada, al surafricano no se le ocurrió cosa mejor que abandonar la prudencia y cometer un accidentado doble bogey en el hoyo 16. Uno de esos errores que recuerdan los libros con la apostilla de un ¡ay, qué lástima, ahí se le escurrió la victoria!. Una sucesión de bolas desventuradas volando de bunker a bunker. Elkington, Appleby y el francés Levet, se lanzaron entonces como perros de presa sobre el rubicundo Els y le superaron por un golpe. El campeón de dos abiertos estadounidenses había perdido, lanzó el palo lo más lejos que pudo y descompuso el gesto bajo la gorra. Pero resucitó. Un birdie en el 17, un suspiro de alivio y un empate en el último instante. 'Nunca había sentido tanta presión como antes de salir del 17', declaró después. No hacía falta, se le notó en la cara. Poco antes del desempate, un Els cardiáco tuvo que llamar a su esposa y a su psicólogo de cámara: 'No me encontraba cómodo'.

Más información
El peor día en la vida de Tiger Woods
El Tigre, al acecho
El hombre que sufría de 'tigeritis'
Especial As.com:: Open Británico 2002
Claves:: El palmarés de la competición
Claves:: La historia del Open

La segunda caída a los infiernos de Els llegó en el segundo hoyo del desempate. Ernie perdió la posibilidad de birdie al caer encayado junto al enorme talud de un bunker. Naufragio. Mientras, Levet, el único con la suficiente valentia o inconsciencia de salir del tee armado con el driver, conseguía el birdie con un putt larguísimo y se metía medio Open en el bolsillo. Levet no paraba de sonreír, de hacer gestos a los aficionados, de saludar a su padre, un antiguo ciclista profesional, y de bromear con los árbitros. Estaba contento.

Por entonces Elkington ya se había descolgado definitivamente. El australiano, que conserva en su palmarés una victoria en el torneo de la PGA, falló su enésimo putt corto, su cruz durante toda la jornada, y fue el primero en despedirse de la jarra de plata. El orfebre encargado de grabar el trofeo sostenía el punzón y esperaba el momento de grabar el nombre del más desconocido del cuarteto, del francés Levet.

Els volvió a lanzar uno de sus palos con rabia, se veía de nuevo perdido y recordaba cómo había tirado el Open con ese incomprensible doble bogey cuando el viento corría a su favor. Appleby, el australiano que perdió a su mujer al volver en coche tras un Abierto Británico, fue el siguiente en arrojar la toalla. Dos entradas en los bunkers del complicadísimo hoyo 18 (el último del desempate) le arrojaban fuera del torneo. Sólo quedaba Els con la remota esperanza de que fallase Levet. Y falló. El francés se volvió a empeñar en salir con el driver y perdió calle. Se metió en uno de los bunkers, un verdadero callejón sin salida o, en el mejor de los casos, con salida por la puerta trasera. Con la bola de nuevo en la calle pero un déficit de tres golpes, Levet consiguió meter la bola en el antegreen. Un putt largo fallado y otro de cerca de dos metros le suponía cometer un bogey. El bogey que servía para hacer real la segunda resurrección de Ernie Els.

La muerte súbita entre los dos supervivientes coronó al surafricano. Levet volvió a visitar la zona donde la hierba cubre hasta las rodillas y Els se limitó a cruzar los dedos y a hacer una buena transición de tee a green. El tiempo de los experimentos había pasado. Un putt de poco más de un metro le dio la victoria al surafricano que, más expresivo en la desgracia que en la alegría, se limitó a levantar los brazos y a abrazar a su caddie. Els pudo perder, estuvo a punto de perder, pero ganó y se reivindicó como el único jugador que verdaderamente tiene un nivel de golf cercano al de Woods. Un nivel de juego similar, pero una cabeza muy distinta.

El español Sergio García estuvo muy cerca de entrar en ese selecto grupo de cuatro hombres que se jugaron el Open. Acabó a dos golpes de la cabeza y completa su tercer grande en el pelotón de arriba. 'Este año he hecho dos postes y un larguero', comentó el joven jugador, en referencia a su cuarto puesto el Open de Estados Unidos y su octavo lugar en el Masters. El putt ha sido el verdadero culpable de que el juego de García no haya rendido hasta los primeros lugares de la clasificación. 'No he ganado nunca un grande sobre todo por el putt, pero también por otros aspectos del juego'. 'Lo que está claro es que si no metes los putts que tienes para birdie no puedes ganar nunca', reconoció el español.

Por su parte, el estadounidense Tiger Woods realizó una de las mejores vueltas, con 65 golpes, de la jornada. Arropado por el sol y la falta de tensión por su pésimo recorrido del pasado sábado, el estadounidense lavó su imagen y volvió a mostrar el mismo juego sin fisuras con el que acostumbra a asombrar en el circuito.

Segundo desempate. 1. Ernie Els (Sur.) (Par). 2. Levet (Fra) (+1); Primer desempate. 3. Elkington (Aus.) (+1); Appleby (Aus.), (+1).

1. Els (Sur.) 278 (70+66+72+70); Levet (Fra.), 278 (72+66+74+66); Appleby (Aus.), 278 (73+70+70+65); Elkington (Aus.), 278 (71+73+68+66). 5. Evans (Ing), 279 (72+68+74+65); Harrington (Irl.), 279 (69+67+76+67); Maruyama (Jap.), 279 (68+68+75+68). 8. Garcia, 280 (71+69+71+69)

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_